miércoles, 28 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 57

Vaya sorpresa recibió Paula aquel día, no esperaba, Pedro había salido con Soledad a buscar a Jessica y ella se quedó en casa terminando las ultimas cosas para nuestra boda, no sería como en los cuentos de hadas, tampoco seria grande, pero seria la que podía hacer y la de sus sueños, bonita y simple…
Aun seguía confusa con toda la historia de Pepe, pero no podía dejarlo por eso, lo amaba y lo estaba dando una segunda oportunidad, también le había dejado claro que un casamiento no era nada si la engañara de nuevo, era apenas papeles y si lo hiciera, se marcharía de casa, así que el clima no era aun de los mejores.
-Ya voy, ya voy. – gritó Pau desde la cocina.
Era la segunda vez que tocaban el timbre, y por estar lavando los platos tardo en llegar a la puerta, pero cuando la abrió casi se desmayó, jamás estaba esperando a ella en su casa, bueno, era lo que quería, estaba loca por encontrarla, pero pensaba que Pepe la había prohibido de ir hasta ahí.
-¿Rosa? – Paula respiró hondo al decir su nombre, de pronto le dieron ganas de llorar, como si el pasado estaba volviendo a su mente. – Entra, por favor.
-Como estás bonita mi nena. – dijo Rosa con una sonrisa maravillosa. – Me imagino que estás sorpresa por estar aquí ¿Verdad? – Pau se la quedó mirando en silencio. – No soy ningún fantasma mi chica.
-Ya me había enterado que… que no habías muerte en aquel accidente, pero jamás imaginé que volverías aquí, de verdad. – mordió el labio inferior, la señora seguía como antes, la misma, como si el tiempo no hubiera pasado para ella.
-Ah, o sea ¿Qué Pedro te contó que venía acá? – Pau negó con la cabeza.
-No Rosa, yo los ví la ultima vez que viniste acá y también escuché toda la charla que tuviste con Pedro, todo lo que dijeron. – las dos se sentaron en el sofá. – La verdad le hice contar todo y explicarme, pero no sé, no sé si me ha dicho toda la verdad y necesitaba tanto hablar contigo, le pedí que me llevara hasta tu, pero me dijo que después de nuestro matrimonio, que ahora no sería adecuado y todo más.
La señora la miraba con ternura, sorpresa de verla tan linda, cuando Paula salía con su hijo era apenas una chiquita, una adolescente, empezaba a entrar en la fas más difícil y ahora toda una mujer, formada y bellísima, ni siquiera ella creía estar hablando con la niña que había robado el corazón de su hijo hace años atrás.
-Yo no quiero causarle daño Pau, ni a tí ni a Pedro, solo quería la verdad, y era justo, no solo por mi y si también por tí, sufro porque no tengo a mi nieta a mi lado, perdí mi único hijo y me encantaría tener su hija a mi lado, conocerla y llamarla de nieta, es un fruto de tí y de Carlos y es la única familia que tengo en ese momento, sabes bien que ya no tengo a nadie más. – Si Pau lo sabía y le dolía, también había sufrido por la muerte de Carlos y su familia, pero ahora sufría por no tener a su hija. – Por eso mi nena, quiero ayudarte, quiero que tengas tu hija de vuelta, quiero tener a mi nieta también, y todo lo que sé es que tu papá te mintió todo ese tiempo…
-Rosa ¿Enserio viste a mi niña cuando era una bebé? – la señora le asintió. - ¿Y como era? Cuéntame, por favor, me duele no saber como era, me duele.
-Una princesita, enorme, gordita… - respiró hondo al acordarse de la nena. – Y tenía mi color. – en ese instante ella pensó que seria una sorpresa para Paula, pero no, ella solamente sonrió al saber que era de color. – Era encantadora Pau, tenía unos ojitos lindos y no es que quiero que se parezca a mí, pero si se parecía mucho a los de mi familia, eso se le veía de chiquita, ni quiero imaginar como estará ahora.
-Debe estar lindísima. – Paula dejó una lágrima resbalar por su mejilla. – No sé como encontrarla, no sé como hacer, mi padre me ha engañado diciendo que era Soledad, y por un momento lo creí, es una nena encantadora y que me encariñe demasiado con ella, como si fuera de verdad mi hija, y gracias a Dios me ayudó a seguir adelante, ella tampoco tenia mamá y ahora la tiene, ya no la dejaré Rosa, mismo que la casa este llena de niños… - la señora le acarició la mejilla mojada por las lágrimas y le sonrió.
-Por lo poquito que te conocí en tu adolescencia, sabía bien que era la chica perfecta para mi hijo, dulce, linda, pero tu papá siempre fue el único que estuvo entre ustedes, pero bueno, Diosito se lo llevó y así debería ser todo, quizás en parte fue bueno que tu padre te alejó de él, quizás sufrirías más si estuviera a su lado.
-No sé, he sufrido mucho. – Paula respiró hondo y miro hacia la nada. - ¿Cómo supiste que estaba embarazada? – preguntó ella, ya que nadie supo eso cuando se fue de la ciudad.

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