domingo, 11 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 5

-Ya Paula, jamás lo volverás a ver, jamás ¿Me entendiste? – le gritó su padre, mientras Pau estaba acostada en la cama de boca para abajo llorando desesperadamente. – Si lo vuelvas a ver, te arrepentirás por toda tu vida niña.
Él se acercó a su cama y golpeó la madera asustándola, su padre la había cachado una y otra vez besando a un chico, y ya la había divertido varias veces que no la quería verla más con él, tenía sus motivos, pero jamás diría a ella.
-¿Que no entendiste? – su padre la volteó bruscamente en la cama, para mirarlo. – Jamás Paula, y mírame a los ojos cuando te estoy hablando.
Ella lo miró y no le conmovió ni siquiera un poquito, sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar y su mejilla con las marcas de sus dedos gruesos y pesados.
-Si papá.
-Bien, espero que aprendas.
******
Paula caminaba tan despacio, que aun ni siquiera había salido del barrió, sus manos apoyaban el muro de las casas, sus piernas temblaban y le dolían horrores los muchos recuerdos que tenían.
****
-No, no lo puedo creer. – sus ojos estaban llenos de lagrimas mientras miraba con atención a la tele.
"… las tres personas que estaban en el auto fueron atendidas inmediatamente, pero infelizmente no llegaron vivas al hospital…"
continuación...
Sus padres la miraron con atención, viéndola llorar, por un minuto Paula vió que sentían pena de ella, salió corriendo para su habitación, había renunciado al amor, y una semana antes había terminado con él por culpa de su padre y le dolió tanto porque pensaba que él la odiaba por eso.
-Dios, ni siquiera pude estar con él… hacerlo feliz. – podía ser un engaño…
Pero no era, de verdad había sido un accidente horrible y las personas que estaban ahí habían muerto, y para colmo, el amor de su vida estaba entre ellos y jamás pudo despedirse de él, ni siquiera pedirle perdón. Paula respiró hondo, pero no se dio el trabajo de limpiar las lágrimas que le caían, la lluvia estaba yéndose y un rayito de sol estaba iluminándola por donde pasaba.
Allí donde estaba ahora, había encontrado al chico lindo del otro día, su imagen vino a su mente de inmediato, por un momento borrando sus recuerdos dolorosos y haciéndola sonreír, como le gustaría encontrarlo ahora. Siguió caminando y así otra vez volvió a acordarse, pero de una noche en especial.
*****
-Tenemos que llevarla al hospital, no podemos tenerla en casa ahora. – dijo una señora a su padre.
 – La nena es muy joven y está flaca, tengo miedo que ocurra algo y no podre hacer nada.
-No podemos llevarla ahora. – lo dijo firmemente.
-Señor, si estuviera en mis manos te ayudaría con todo gusto ¿Pero no ves que puedes lastimarla? ¿Puede causarle la muerte?
-No pasará nada.
-Ay, me duele mucho. – reclamó Pau, acostada en la cama, completamente mojada de sudor. – Ah, por favor, ayúdenme.
La señora se acercó a ella y limpio su frente, poniendo un pañuelo mojado ahí, Pau la miraba pidiendo ayuda, pero ella ya no podía hacer nada, solamente estar a su lado para lo que viniera.
-A cada minuto su fiebre aumenta más.
-Ahhhh. – gritó Pau. – Ahhhh.
-Serás fuerte niña, piensas en la otra vida que llevas, no en tí… fuerza. – le daba fuerza con sus palabras ya que su padre no quería hacer nada para ayudarla.
*****

Paula con mucho esfuerzo llegó al orfanato, pero cuando vió el portón negro que cerraba el lugar, su corazón sangro por dentro, por todas las nenas que ahí se encontraba, por cada historia ¿Qué les había pasado? ¿Será que había allí algún caso que era semejante al de ella? ¿Será que…? No, esperaba que no…
Respiró hondo y se recostó en la pared, cayéndose de a poco al suelo, llorando como una niña abandonada, la verdad lo era, jamás sus padres le habían demostrado amor, jamás.
-¿Pau? – una voz suave y dulce pudo escuchar, la mirada caliente le quemó el cuerpo y cuando alzó la mirada, su corazón latió desesperadamente…

1 comentario:

  1. Ya me atrapó esta historia. Me imagino q voy a llorar mucho con esta adaptación.

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