domingo, 18 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 21

-Ni yo, jamás haría esto con un hijo mío. – al decirlo Paula lo miró sonriendo y recostó su cabeza en el pectoral de Pedro. – Mis papás me dejaron también… - suspiró, sus palabras asustaron a Paula que lo miro sorpresa. – Pero no crecí en orfanatos y si con una señora, la tuve como mi madre.
-Mi amor ¿Por qué no me contaste antes? – Pau lo abrazó fuerte como si lo quisiera consolarlo, pero por lo menos él tuvo a alguien que lo amara como un hijo. – Jamás podría imaginar que creciste sin papás ¿Te duele mucho no?
-No tanto, mis padres me dejaron porque solo querían el bien para mi, fueron a trabajo a muy lejos y no volvieron jamás, igual no tengo ningún rencor hacia ellos y si los encontrara, pues, sería el hombre más feliz del mundo. – otra vez suspiró sintiendo el abrazo fuerte de Pau. – Por eso jamás dejaré a un hijo mío, tampoco dejaré a la mamá.
Él levanto la carita de Paula y le dió un besito suave en los labios, la verdad que su único sueño en aquel momento era tener a Pau como la madre de sus futuros hijos, de que fuera su esposa y estuviera por siempre a su lado.
-Te amo mucho chiquita. – le dijo haciéndola sonreír.
-Yo también te amo mucho mi bomboncito.
Se dieron un beso apasionado, que poco a poco fue subiendo de tono, una desesperación invadió los dos cuerpos allí presentes, como si necesitaran del otro para vivir y respirar. Pedro se quito la chaqueta mientras aun la besaba y luego acariciar su silueta delgada y perfecta.
-Mm… Creo que… - no la dejaba hablar, así que empezaba a respirar y volver al estado normal, Pedro la besaba de nuevo. – Que no podremos… - la volvió a besar y Pau seguía el juego de los besos y caricias. – Ya no podremos aguantar Pedro.
Él la miro con una sonrisa bellísima y algo pícara, ella tragó saliva, sería ahora o nunca, por lo menos ella ya no aguantaría mucho sin estar con él, si se amaban ya estaba más que listos para eso, no necesitaban esperar nada más, y ni tenían porque.
-Si fuera por mí… - respiró hondo. – Te haría el amor aquí mismo. – completó al frase Pedro, dejándola deseosa.
-Entonces, hazlo… hazme el amor. – su voz en ese momento no era de una niñita de cinco años, al revés, era de una mujer apasionada y a la vez muy sexy.
Poco a poco él la acostó en el sofá besándola toda, su cuello llenos de chupetones, los riscos de los senos eran completados con besos y pequeñas mordidas, sus piernas temblaban al sentir la mano de Pedro acariciándolas, y de pronto sentir algo creciendo en su panza, que pulsaba contra su ropa, ni quería imaginar que era, porque seguro se volvería loca antes del tiempo.
Ya no había vergüenza, a parte, él la había visto la otra vez, ya conocía un poco de su cuerpo, le saco despacio la camisa de Pedro acariciando su torso desnudo, era el hombre más lindo que había visto, tan fuerte, tan deseoso, más bien tan hot.
-¿Te gusta? – le preguntó él cuando ella no dejaba más de ver y acariciar a su pectoral, a cada rato lo lamia y lo besaba.
-Mucho, me encanta. – sus ojos brillaban de un tanto que él que estaba viendo no sabía explicar, sabia que Pau también lo deseaba más que todo en aquel momento, pero no sabía lo tan pervertida que se encontraba. – Te quiero todito.
Antes de hablarlo desabrocho el cinturón de Pedro y los botones que apretaban su amigo, de pronto llevo una de sus manos dentro del pantalón para sentirlo mejor, él la miro y gimió, oh, que sensación rica que sentía, ella a parte de ser especial era una Diosa, una mujer que sabia exactamente lo que hacia.
Luego Pau abrió las piernas para acomodarlo entre ellas, y poder verle mejor, mientras él empezaba a sacarle la pequeña remerita que usaba, poco a poco la fue bajando hasta que por fin pudo ver sus senos, antes no había fijado que Paula no llevaba sostén, pero ahora estaba claro. Tomo sus senos en sus labios, besando uno por vez y succionando como un bebe sus pequeños pezones. La respiración de ella lo excitaba aun más, no gritaba, pero sus pequeños gemidos y la respiración era lo suficiente para saber como estaba disfrutando.
-Mm, que ricos. – le dijo mientras volvía a sus labios para besarla. – Te amo chiquita. – la besó apasionadamente y llevo una de su mano entre las piernas de Pau, acariciando su intimidad sobre la tela.
-Ah bebé. – tenia los ojos cerrados para disfrutar aun mas el placer que la invadía.
Quedaron un rato se acariciando, hasta que sus cuerpos entraron completamente en calor, sin ni siquiera poder respirar, poder moverse. Él le quito rápidamente el pantalón, dejándola solamente en braguita, era divina, su cuerpo maravilloso, tenia la panza tan plana como la de una modelo, los pechos firmes y redondos como si hubieran hecho en una sala de cirugía y su cuadril más que perfecto, todo en ella era proporcional, completamente todo. Y no solo en ella como en él también, los brazos de Pedro llenos de gruesas venas la hacia suspirar, se sentía protegida muchas veces pero ahora se sentía extramente excitada cuando su brazo le rozaba, sus manos grandes que podían hacer locuras, su panza musculosa, wow, todo, era un hombre perfecto.
-Mm que rico todo esto. – dijo ella sentándose en el sofá.

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