martes, 27 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 53

- A Rosa la conocía desde hace tiempo, y no fue por tu culpa, yo no tuve padres Pau, y cuando su hijo falleció Rosa me ayudó mucho estar donde estoy, y siempre me contaba sobre la novia rica que tuvo su hijo y lo que le pasó, y cuando te conocí empecé a juntar las cosas y le conté que estabas conmigo, que yo te amaba, por eso vino acá, ella cree que Soledad no es tu hija…
-Oh Dios mío. – las lagrimas de Pau resbalaban una tras otra por sus mejillas, como le dolía que Pedro también la engañara, era todo tan feo, en pensar que en menos de una semana estaría casada con él. - ¿Por qué cree que no es mi hija? ¿Por qué?
-No sé si es verdad lo que me dice, pero… pero me ha dicho que ha seguido los pasos de tu padre y se enteró de que estabas embarazada de su hijo, entonces quería acercarte a tí  pero Miguel no la dejó, dijo que no era su nieta, que estabas esperando un hijo de otro hombre y no de Carlos, pero ella no creía… - él se levantó también y se acercó a Pau poniendo su mano en su hombro. – Ella dijo que tu papá jamás dió la bebé a una pareja, y si a un orfanato, pero forjó todo para que tu madre no sospechara, el orfanato era en el interior, pero Rosa fue buscar a la nena, igual podía visitarla, pero no podía tenerla…
-¿Ella estuvo con mi hija? – se volteó a Pedro.
-Si, pero pocas semanas después que volvió al interior para verla, ya había sido adoptada Pau y no pudo ver más a la niña.
-Oh…
Ella estaba sorpresa por todo lo que él le contaba, entonces era cierto, Soledad no era su hija, o eso parecía, su padre había engañado a todos, hasta a su mamá porque no quería a una nieta bastarda ¿Pero como podía ser tan malo a punto de traer desgraciada a toda la familia?
-Por eso está segura de que tu hija no es Soledad, y también porque… - Pedro quedó callado, no dijo nada más, solamente la miro a los ojos, estaba tan triste.
-¿Porque? ¿Por qué? Dime… - le exigía.
-Porque la nena era de color.
Paula se cayó al suelo, no podía más con tanto dolor, con tantas desilusiones, todo lo que había pensando era todo mentira, todos le habían mentido, y el peor había sido su padre y Pedro por haberle ocultado todo eso… ¿Qué podría hacer ahora?
El dolor que sentía era casi inexplicable, no sabía ni siquiera como reaccionar, Soledad no era mi hija y mi novio me había engañado desde el principio, podía creerlo y volver a estar bien con él, pero mi orgullo no dejaría. Él me había lastimado y yo no podría aceptar.
-Perdóname gatita, jamás te quise lastimar. – las lagrimas de Pepe conmovía aun más a Pau, no tenía nada que perdonarle, pero tampoco podía seguir con él.
Ella se acercó a él y le regaló una sonrisa amigable, lo amaba y no podía negar, pero no sabía que era lo mejor a hacer, su casamiento seria en menos de una semana ¿Y si desistiera? A parte, no conocía a Pedro como pensaba conocerlo, él le había ocultado tantas cosas y bueno, no sabía que hacer.
-Te perdono, te perdono. – dijo ella acariciándole su mejilla llena de lagrimas.
-Gracias chiquita, te amo mucho y no sé si podré vivir sin tí. – acercó sus labios a los de ella pero Pau se alejó rápidamente. – Paula… - susurró él.
-Te perdono Pepe, pero no sé si podré seguir contigo, yo no te conozco y no sé quien eres de verdad, tengo miedo de seguir y luego ver que no eras quien realmente dices, todo ese tiempo pensé que eras mi príncipe, el hombre más lindo y cariñoso del mundo, incapaz de lastimar a una persona… - respiró hondo y lo miró fijamente. – Pero no es así. – él no decía nada, solamente escuchaba las palabras de Pau en silencio y con la cabeza baja. – ¿Y si seguimos y luego me decepciono aun más contigo? ¿Y si de verdad no me amas como dices tú?

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