sábado, 31 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 61

-Ay si, es que no encontraba una ropa cómoda, creo que voy a darme una ducha a ver si relajo un poquito más, estoy tan nerviosa. – su madre le asintió, la verdad conocía bien a Paula, más de lo que ella imaginaba. – Ya vengo ¿Si?
Salió de la habitación entrando directo al baño con una toalla en las manos, fingiendo todo, Pepe ya la esperaba adentro totalmente desnudo, Paula solamente puso la mano en la boca para no reír y se tiró en los brazos de su casi esposo, besándolo salvajemente.
-Me haces hacer cada cosa osito. – dijo ella después de un beso, mientras él sacaba su ropa poco a poco. – Prende la ducha mientras termino de quitarla.
-Si mi amor. – su voz era suave como a ella le encantaba. – Como te deseo, ven. – ella entró bajo la ducha con él, besándolo y acariciándolo.
-No hay mucho tiempo para eso… - antes de terminar sintió la mano de Pepe en lo más intimo y gimió. – Huy, eso me fascina.
-Lo sé, por eso lo hago.
Su caricia era extremamente excitante para ella, obvio, lo amaba, pero antes de amarlo sentía una atracción muy grande y eso sumaba mucho puntos… mientras él la acariciaba Paula bajaba con su lengua por el pectoral de Pedro, lamiéndolo donde caía el agua, saboreando cada gota que allí estaba, cada gusto de sus poros y de su piel. Sus manos temblaron al llegar a su miembro, era impresionante en lo tan rápido que quedaba como a ella le gustaba.
-Mmmm, no podemos tardar mi vida. – dijo ella con los ojos cerrados, sintiendo los dedos de Pedro masajeando su clítoris y a la vez entrando y saliendo de ella. – Ah, un día… un día me mataras.
-Y tú a mí.
Quitó sus dedos de ella y la levantó, para que quedasen mirándolo al otro, la volteo de inmediato y la penetró sin previo aviso, tenerla de espalda también era magníficamente placentero, podía disfrutar de sus pechos apretándolos y a la vez masajearla, sin contar que podía comer su cuello a besos, mientras que ella hacia los movimientos suaves y tapaba la boca con una de las manos para no dejar salir más que gemidos y la otra apretando las pompas de Pepe, con cuidado como si estuviera masajeándolo.
Sus movimientos fueron aumentando, hasta que él la dejo totalmente en cuatro, para poder penetrarla más profundamente y así disfrutar más de las sensaciones, era algo rápido y tampoco podían gritar, sabiendo que había gente al lado de fuera.
La suave agua caliente caía en sus cuerpos excitándolos aun más, los gemidos que salían allí quedaban, con la velocidad que iban terminaron rápido y juntos, totalmente deseosos de más y más, la verdad no había sido una buena idea hacerlo, porque ahora necesitaban más, querían más y no podían estar ahí por horas.
-Uno más ¿Si? – dijo Pepe después de recuperar el aliento, estaban abrazados bajo el agua. – Es que no puedo dejar de pensar en tu cuerpo, y me gustaría otra pose ahora. – Pau dejó salir una carcajada que se escuchó afuera. – Shh bebé jajaja.
-Huy, mejor salgo, ya esta tarde Pepe y tengo un hambre horrible. – dijo ella intento salir de los brazos de su amado. – Por favor, sino, no me quedaré linda como una princesa.
-Pero ya eres linda, imposible quedar más que eso, y ni me gustaría, porque te robarían de mí. – le hizo pucherito.
-Jajaja, ya voy. – salió de la ducha envuelta en una toalla, se miro al espejo y peinó el pelo mojado, paso crema en la cara y aventó un besito de lejos antes de salir del baño. – A la noche corazón, prepárate. – su mirada picara era el fin ¿Cómo podía desearla tanto? Jamás en su vida había deseado una mujer como deseaba a Paula, no que se acordaba.
Salió tranquilamente del baño, entrando en su habitación, puso un vestido liviano y salió para el living, donde estaban todas sentadas en el sofá esperándola, miró al reloj y para su sorpresa había tardado casi una hora con Pepe en el baño, bueno, no había sido tan rápido así.

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