miércoles, 14 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 11

Mientras Paula cuidaba de la comida también cantaba, se podía escuchar su voz hasta el baño, Pepe sonreía y bailaba como un nene bajo la ducha escuchando la dulce voz de Paula… Era la mujer perfecta, la mujer de sus sueños, realmente, podía casarse con ella aquella misma noche ¿Cómo pudo vivir tantos años sin ella? ¿Sin encontrarla? ¿Sin sus besos y su dulce voz?
Ella arregló la mesa, no le costó encontrar los platos ni los talleres de Pedro, puso todo lindo en la mesa y la comida dejó en el fogón, mientras eso lavó las cosas que Pedro usó mientras cocinaba y cuando él salió del baño, completamente lindo y con otra apariencia, la sonrisa de Pau iluminó su carita angelical.
-Mm ¿Esa sonrisa es para mí? – preguntó él.
-Totalmente.
Pedro se  había puesto un shorts y una camisa también bien larga, estaba calor ahí dentro o era los cuerpos que se sentían en calor, eso ya no sabían. Los dos se sentaron a comer, la verdad todo estaba muy rico y si tenían mucha hambre.
-Aw que rico. – Pau iba por el segundo plato. - ¿Puedo?
-Claro chiquita, comes todo lo que quieras. – él había comido bastante, pero dejaba todo para mirar a Paula, en como comía, en como hablaba, en sus gestos, en sus ojos maravillosos, todo, todo en ella era perfecto.
-Me encantó los huevos. – dijo ella al terminar.
-¿Estás cansada? – preguntó Pepe a la vez mirando al reloj. – Wow, el día pasó volando, ya son las once de la noche.
-Si, súper tarde, pero sabes, no estoy cansada… y más ahora que estoy limpita y con la panza llena.
-Jaja, si, verdad… ¿Vamos al living? – ella asintió.
Los dos fueron a la sala y prendieron a la tele, la verdad no tenían interés de ver nada, él se sentó a su lado, jalándola hacia su pectoral, y luego beso su cabello. Paula no dijo nada, solamente suspiró, se sentía en aquel momento la mujer más feliz del mundo, mismo que no hubiera pasado de besos y cariños.
Mientras él le acariciaba y besaba el pelo, sus ojos empezaban a cerrar, eso porque había dicho que no estaba cansada, pero si estaba, había pasado muchas cosas aquel día, más a la mañana cuando había tomado un bañazo de lluvia y una pelea fuerte con sus padres, para colmo las niñas la dejaban podrida y solo ahora en los brazos de Pedro podía descansar como un ángel.
-¿Pau? – Pepe susurró su nombre, pero no hubo respuesta, la miro y estaba con los ojos cerrados, él sonrió, la verdad parecía un hada así durmiendo. – Mi amor ¿Pau? – la movió un poco haciéndola abrir los ojos.-
-Mm.
-Bebé, te acompaño al cuarto ¿Si?
-Ujum. – fue lo único que logró salir de su boca.
Ellos se levantaron y él la ayudó a llegar al cuarto, los ojos de Pau cerraban mientras ella caminaba, estaba tomada por el sueño. Cuando se acostó en la cama de Pedro, abrazó la almohada, sintiendo su olor, y volvió a cerrar los ojos.
-Cualquier cosa que quieras estaré en la sala ¿Sí? – ella asintió medio dormida.
Antes de salir la encubrió para que no sintiera frío a la noche y volvió a la sala, acostándose con una sonrisa magnifica ¿Estaba enamorado? Porque era la primera vez que sentía esa sensación, esas ganas locas de protegerla, de amarla, de saber todo sobre ella y por primera vez había llevado una mujer a su casa. Sus ojos también cerraron, estaba cansado, y mañana sería otro día, quizás mejor que este.
-¿Pedro? – sus ojos abrieron de nuevo cuando se escuchó una voz llamándolo.
No, no había dormido aun ¿O si? ¿Ya había amanecido? No, aun todo estaba oscuro, la luz de la tele iluminó el rostro de Pau cerca a la puerta del cuarto, estaba ahí tan linda como siempre, descalza, con la camisa que le había prestado, totalmente bella.
-¿Que pasa corazón? – se levantó y fue hasta ella. - ¿Quieres algo?
-Si… - susurró. – Quiero que te vayas a la cama.
-¿Porque? ¿Hay algo ahí? – prendió la luz para verla mejor.
-No, es que no puedo dormirme sola.
Cuando le dijo eso, el corazón de Pedro casi le salió por la boca, la voz de Pau era como la de un bebé, pero mismo así le movió algo que no debería ni siquiera salir del lugar… él trago saliva antes de contestarle.
-¿Tienes miedo?
-No, es que no es justo que duermas ahí en el sofá, a parte, ni siquiera trajiste algo para cubrirte ¿Vamos? – le extendió la mano para que fuera con ella y sin pensarlo la agarró.
Los dos se metieron en el cuarto, la verdad que Paula estaba muerta de sueño y no pensaba en otra cosa que dormir, pero él… Mmmm, él era hombre y lo que le pasaba por la cabeza si llegara a enterarse Paula seguro quedaría loquita. Se acostaron los dos a la cama, antes de cerrar los ojos Pau le dió un suave beso en los labios, tan dulce, pero tan dulce que lo hizo enternecer.
-Buenas noches.
-Buenas noches chiquita, que descanses.
Ella apoyó su cabeza en el pectoral de Pepe y su mano en su panza, como si estuviera acostumbrada a dormir con él, suspiro y luego concilió el sueño… No tan rápido cuanto ella pudo dormir, era difícil no pensar que a su lado estaba la mujer de sus sueños, completamente linda y deseosa.

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