lunes, 12 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 10

-Que rico beso. – dijo él, aun estaban abrazados, pero poco a poco las manos de Pepe fueron despacio bajando, acariciando, conociendo más la silueta de Paula, sus curvas, sus debilidades, su perfección, hasta que se alejo de él para no sentir lo que en aquel momento la empezaba a volver loca. – Perdón, perdón.
-Me encantaría también, pero… - ella bajó la cabeza, pero Pedro pudo ver antes como su mejilla quedaba completamente rojita.
-Bebé, no te sonrojes, jaja, a pesar que me encanta verte así. – ella volvió a mirarlo y  le regaló una sonrisa de niña.
-Oye ¿Me podrías enseñar el baño? Claro, si puedo usarlo… Me encantaría darme un baño, es que… me siento sucia.
-Claro Candy. – ella le sonrió cuando escuchó su apodo.
La llevó hasta el baño, y también  le dió una toalla para que pudiera secarse, era un lugar chico, pero tan limpio como el suyo que poco usaba, Pedro parecía ser una persona totalmente higiénica, y eso estaba perfecto para un hombre.
-¿Quieres que te traiga algo para poner? – le ofreció él. – Digo, algo cómodo para que puedas dormir mejor… – Pau asintió. – Bueno, una camisa de algodón te traigo, creo que te sentirás mejor.
-Gracias.
Así fue, en menos que pudiera cerrar y abrir los ojos estaba Pedro ahí de nuevo, entregándole la camisa blanquita de algodón, que seguro le quedaría un vestido enorme y largo, otra vez Paula le agradeció y cerró la puerta, suspirando. La verdad le paso por la cabeza invitarlo para que pudieran bañarse juntos, maneó la cabeza ¿Cómo podría pensar en esas cosas? ¿Tan necesitada estaba o era apenas atracción por él? Bueno, si fuera eso, estaba demasiado, porque no podría aguantar mucho las ganas que tenía de tenerlo a su lado.
No tardó mucho en el baño, el momento exacto para que pudiera bañarse y quedar limpita, la camisa de Pepe de verdad le había quedado enorme, pero era fresquita y seguro dormiría mejor así.
-Te ves parecida a mí ahora. – dijo él cuando la vió entrando en el living. – Ven, estoy preparando algo para comer. – la invitó para entrar en la cocina.
-Mm, como huele rico. – cerró los ojos y sintió el olor a comida, poniendo a la vez la mano en su panza porque empezaba a reclamar de hambre. – Se me despertó el  apetito. – los dos rieron.
-A mi también.
Paula se acercó a él y lo abrazó por tras, dejándolo un poquito nervioso, tenerla así como estaba no era bueno en nada, no sabía que podía pasar y menos sabía la reacción de su amigo.
-Cuidado para que no te quemes. – le dijo suavemente sacándole sus manos de su panza. – No quiero que te lastimes.
-Mm ¿Qué haces? – le preguntó. – Huele riquísimo.
-Huevos con mantequilla, pollo cocido con tomates, arroz y lechugas.
-Wow ¿Me quieres engordar? – le preguntó ella riendo y sentando en la silla que había cerca de Pedro, para mirarlo bien y ver lo lindo que era cuando estaba haciendo algo, tan dedicado, así como con las nenas a la mañana en el orfanato. - ¿Por qué no te bañas también y mientras cuido de la comida? ¿Va?
-Si ¿Ya huelo feo? – Pau asintió. – Ah ¿Por qué no me lo habías dicho antes?
Ella se levantó y volvió a abrazarlo, pero esta vez podía ver su cara, como Pedro era grande, ella sin tacos quedaba completamente chiquita a su lado, como una nena de doce años al lado del padre, era fuerte también, sus brazos duros le encantaba.
-Es que olíamos igual, jaja, ahora que ya estoy limpia y me veo bien, quiero que estés igual. – él le dio un beso en la frente. – Ay no creas, solo quiero que descanses también, las nenas nos dejo muertos.
-Bueno, si es así… Solo mira, nada más y no deje que queme eh. – le dijo y fue directo al baño.

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