miércoles, 21 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 33

-Mi niña, estoy tan feliz, por fin la encontramos. – las lágrimas de Paula salieron automáticamente de sus ojos, tragó saliva y se sentó rápidamente en la primera silla que estaba a su lado con miedo de caerse. – La encontramos Pau.
-Mamá, por favor ¿No me estás mintiendo verdad? – no podía creer, por fin podría ser feliz, por fin podría conocerla.
-Jamás jugaría con esto mi vida, mira, no puedo darte detalles por acá, pero me encantaría que vinieras a casa a hablarnos de eso. – Pau suspiró y se levantó, la verdad no pensaría ni dos veces en ir hasta allá.
-En unos minutos estaré ahí mamá.
Colgó el teléfono, tenía lágrimas de felicidad en los ojos y su corazón latía fuertemente, sus piernas temblaban, esperaba que todo fuera verdad y no otra pesadilla. Mientras caminaba para la salida encontró a Jessica.
-¿Estás llorando mamá? – le preguntó, Paula se arrodillo y la miró a los ojos.
-De felicidad, estoy muy contenta mi chiquita, muy contenta. – la nena le sonrió y le dió un besito en la frente. – Te amo mucho y sepas que jamás te dejaré sola. – se abrazaron, luego Candy se levantó. – Mira, mamá tiene que salir por unas horas y quiero que te cuides ¿Si? – la niña asintió. – Y dile a Victoria que vuelvo más tarde.
-Chi ¿Adonde vas? – le preguntó.-
-A ver mi mamá. – le contestó con una sonrisa amigable.
-Me gustaría conocer mi abuela.
-Yo sé mi amor y la conocerá, pero antes quiero hablar con ella sobre nosotras ¿Si? – Jessica abrazo su cintura y se fue mandándole besitos. – Te quiero mucho. – susurró Pau viéndola correr de la alegría.
El camino para su casa parecía aun más largo, la ansiedad de saber las noticias que tenía su madre era enormes, sus manos sudaban, pensaba en como sería saber algo sobre su pequeña, saber como estaba y con quien estaba, en parte eso también la dejaba triste, porque si tenía una familia, sería muy difícil tenerla de vuelta, más si era inmensamente feliz.
Fueron diez minutos de taxi, pero para ella una eternidad, salió corriendo hasta la puerta de su casa, y entró desesperadamente, sus padres estaban sentados en el living tomando té como todos los días a la tarde.
-Mi amor, que bueno viniste. – dijo su madre levantándose y yendo hasta ella para abrazarla. – Te tenemos una sorpresa. – su padre también se levantó y le dio un beso en la mejilla quedando feliz por la sonrisa que tenía Paula. – Siéntate mi amor.
-Estoy súper nerviosa mamá, dime luego que noticias tienes. – se sentó mirando a los dos. – Anda, dime.
-Buscamos la familia de la nena y nos enteramos que habían salido del país. – dijo su padre, pero eso mas parecía noticia fea, no tan buena como parecía por la voz de su madre. – Pero jamás llevaron a la nena. – los ojos de Pau volvieron a brillar.
-Si hija, al parecer la devolvieron a un orfanato y la fuimos ver. – Paula se levantó con lo ultimo que había dicho su madre ¿La habían visto?
-Quiero verla, por favor mamá, quiero verla… Llévame o dime donde está.

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