miércoles, 21 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 36

 Sus padres salieron de la habitación dejándolas solas, a parte, tenía mucho que hacer, mientras eso en el orfanato Pepe había ido buscar a Pau, pero no estaba, la esperaba sentado hablando con Jessica.
-¿Sabías que Pau ahora es mi mamá? – Jessica le preguntó.
-¿Si? ¡Que lindo! Pau es una buena madre ¿No? – la nena asintió. - ¿La amas mucho Jessy? – otra vez asintió sin decir nada. - ¿Quieres que te adoptemos y formemos una linda familia chiquita?
-Si ¿Y serias mi papá? – le preguntó entusiasmada.
-Si corazón, y te amaríamos muchísimo y te daríamos muchos hermanitos para que juegues contigo ¿Te gusta la idea?
-Me encanta, pero no quiero tantos hermanitos sino mamá no podrá darme mimitos. – le dijo con carita de mimada. – No soy egoísta, pero me gusta estar muchísimo con mi Candy, ella me dice cosas lindas y me hace dormir todas las noches, me cuenta historias, me hace sonreír, sentirme bien y sabe jugar con las muñecas.
-Si, es una nena todavía, por eso es tan especial nuestra pequeña.
-Chi, mamá es linda ¿Verdad? – Pepe le asintió, era súper lindo ver a Jessica tratando así a Paula, a parte, sabía que era su sueño ser llamada mamá, igual ni siquiera le pasaba por la cabeza lo que le estaba pasando. – No quiero muchos hermanitos porque a parte de compartirla contigo tendré que compartirla con bebés también y no es justo.
-Jajaja ¿La compartís conmigo? – Jessy le asintió. - ¿Tienes celos cuando estoy con Pau? ¿O no?
-Chi mucho. – su mejilla quedo colorada y los dos rieron.
Ya era bien tarde para estar esperando a Paula aun, a parte, le preocupaba porque ella jamás había salido para llegar tan tarde, mientras en la casa de Pau ella bajó las escaleras para buscar helado para la niña, pero antes de salir de la cocina sus piernas temblaron y su ojos nublaron de repente, dejando caer todo al suelo, ensuciando hasta sus piernas, agarró fuerte en la mesa, por poco no se caía.
-Aw, otro mareo. – susurró ella ¿Cómo así otro mareo? ¿A poco no era el primero?
Creo que nadie podría entender lo que sentía en aquel momento, esta feliz, muy feliz, tenía a mi hijita conmigo y cuando me desperté el otro día me quedé aun más contenta, porque supe que no había sido un sueño.
-¿Adonde vamos? – preguntó la chiquita después del desayuno.
-Quiero llevarte para conocer el lugar más lindo de esta ciudad y donde me gusta más estar, verás cuantas amigas harás. – le sonrió. - ¿Vamos mi amor?
Las dos ni siquiera tomaron un taxi o un auto del padre de Pau, a parte, el sol estaba fresco y hacia un lindo día, las nubes maravillosa cubrían lo suficiente, llegaron pronto al orfanato, en parte Candy se sentía mal porque había prometido a Jessica que volvería temprano y aparecer así en otro día.
-No quiero volver a un orfanato. – dijo Sole al ver la apariencia del lugar.
-Mi amor, jamás te dejaré aquí y mira, me encanta este lugar porque acá las niñas me aman y me ayudan a ser un poquito más feliz. – se agachó para explicarle. – Quiero que te sientas feliz con ellas también, y quiero que hagas amistad, a parte, son todas tan lindas y no tienen familia.
-Como yo no tenía. – bajo la cabeza.
-Exactamente, pero ahora tienes a mí y pronto seremos una familia, tu, Jessica, mi novio y yo. – le dijo con una sonrisa.
-¿Quien es Jessica? – preguntó la nena.
-Es una nena de tu edad, preciosa, bellísima y que me llama mamá, porque me quiere mucho y yo a ella, espero que entienda, es muy carente y también ayúdame e animarla ¿Chi?
-Si mamá. – la nena le abrazó y le dio un besito en la mejilla. – Eres muy dulce y eso me gusta muchísimo, me gustaría conocer esa Jessica y también a tu novio.
Las dos se miraron por un rato, antes de tocar el timbre del orfanato. En menos de un minuto Victoria abrió el gran portón y pudo escuchar como las nenas gritaban desde adentro, jugando a la pelota. Su niña corrió hasta las demás para ver que hacían mientras ella entraba despacio con Victoria.
-¿Y esa niña? – preguntó ella, curiosa.
-Es mi hija Victoria. – la señora quedo de boca abierta, sin saber que decir. – Estuve tantos años sin tenerla y ahora por fin pude encontrarla, no sabes como me siento.
-Pau, lo sospechaba desde antes, sabía que traías algo y no sabía que era. – hizo una pausa y miro a la nena de Pau mirando a las otras nenas jugando. – Después cuando te dejen en paz quiero que me expliques todo. – las dos sonrieron. – Pero ahora, quiero que vas a la habitación de las nenas, Jessica te extraña.
Pau respiró hondo, imaginaba que la niña reaccionaria así, en no salir ni siquiera del cuarto, a parte le había mentido, había dicho que llegaría temprano y que estaría con ella. Entró despacio para que no la viera, pero fue inútil, Jessica conocía a Paula por su adorable perfumen, antes mismo de entrar la chiquita ya miraba a la puerta.

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