domingo, 25 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 46

-Otra vez negativo. – dijo Pau saliendo del baño y mirando a Pedro con una carita nada felíz.
Habían intentado todos los días hacer ese bebé, pero Dios sabia que ahora no seria el mejor momento para que Paula se embarazara, lo mejor seria esperar, nadie sabe lo que puede venir después, pero igual estaba decepcionada, todo fin de mes hacia un examen de farmacia y todos dieron negativos hasta ahora.
-No entiendo porque todos meses no me baja en la fecha exacta, y siento mareos y nauseas. – completó ella se acercando a Pepe y sentándose en sus piernas. – A veces pienso que no nos quieren dar un bebito mi amor.
-No digas eso Pau, no es así, a veces tarda muchísimo, solo no lo hicimos en el día exacto y quizás por tus atrasos no lo estamos haciendo bien. – ella asintió. – Igual no te preocupes, esta muy pronto todavía, hay mujeres que quedan años intentándolo y cuando viene uno luego vienen los demás. – los dos rieron y se dieron un piquito.
-Si ¿Cómo la semana ha pasado rápido no? – se levantó ella queriendo cambiar de asunto, no era el momento para estar bajoneada. – Ya es sábado de nuevo, parece que fue ayer que fuimos al parque a tomar helado ¿Qué tal irnos de nuevo hoy?
-Me encantaría, podemos ir después del almuerzo. – ella asintió. - ¿Soledad no se despertó todavía?
-No, hemos dormido tarde ayer.
El timbre tocó y Pau fue atender, era el cartero, le dió las gracias y llevo todas las cartas para la cocina, mientras ponía el leche en el fuego buscaba entre ellas alguna para ella, estaba esperando una carta de una empresa famosa y Pau súper ansiosa, quería saber si la aceptarían ahí o no.
-Nada aun. – dijo ella viendo una por una. – Mmmm pero hay una aquí para mí.
Si, solamente tenía su primer nombre escrito en manos, sin ninguna dirección de remitente, se sentó en la silla y la abrió, pero antes de leer sintió el olor a leche derramado, corrió para desligar el fogón y volvió a sentarse.
-Que raro, no hay remitente ¿Cómo sabré que me mandaron esto? – preguntó ella, empezando a leer en voz alta.
"No necesitas saber quien soy, ni de donde soy, pero te digo que sé muchas cosas de tu pasado, una de ellas sobre Carlos, y de tu bebé.
Te conozco muy bien Paula, más de lo que te imaginas, he seguido tus pasos desde que él era tu novio y no quiero ser mal contigo ni quiero que sufras, solo te advierto niña, no crees en todo lo que dicen, ni en todo lo que aparenta ser, tu corazón sabrá quien de verdad es tu fruto, tu corazón te avisará y sentirá…
-No entiendo nada. – dijo Pedro prestándole atención y preocupado por aquellas palabras que leía Paula, quizás también era solamente una broma de alguien, pero quien sea sabía bien de la vida de su amaba. - ¿Qué más dice bebé?
...No olvides de lo que te estoy diciendo, la verdad siempre llegará por más dura que sea, no te olvides."
Terminó ella de leer y tragó saliva, eran palabras fuertes y que le llego hasta el corazón ¿Quién diablos le había mandando eso? ¿Quién? La dejo sobre la mesa y se levantó mirando fijamente a Pedro, seguro era una broma de alguien, si era eso.
-Dios ¿Quién es capaz de hacer eso conmigo? – preguntó ella a Pedro. – La verdad por más que quiero entender no puedo, no sé que significa esas palabras.
-¿Conoces la letra? – Paula negó. – Bebé, seguro es alguien queriendo asustarte nada más, no te preocupes ¿Si?
¿Cómo no preocuparse? Ella sabía en parte lo que quería decir aquellas palabras, pero engañaba a su propia cabeza, a su propia razón, respiró hondo dejando esos pensamientos salir, y volvió al fogón a preparar el desayuno, le costaría pero encontraría quien le había mandando aquella carta, por más que fuera broma ella quería saber porque le mandaron y porque razón escribieron eso.
-Mamá. – la llamó Soledad desde la habitación. - ¿Mamá?
-Ya voy mi amor. – gritó Pau dejando todo en manos de Pedro. – Cuida el desayuno mientras mimo mi gordita un poquito. – le guiñó un ojo.

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