miércoles, 28 de octubre de 2015

Dulces Sueños: Capítulo 56

-Mi niña, ven. – la cargó y la puso sentada en sus piernas, besándola.
-Las niñas grandes no lloran. – dijo Jessica limpiando sus lagrimas. – Tienes que ser fuerte Candy, todo quedará bien. – era tan linda y hablaba como si entendiera todo lo que estaba pasando con ella. - ¿Por qué estás así? ¿Peleaste con Sole?
-No mi vida, Sole y yo estamos bien. – trago saliva.
-Mmmm, entonces fue con Pepe, mira le voy a golpear porque te hizo llorar, no se hace eso con mi mamá. – Pau rió entre lagrimas, la verdad era gracioso la forma como hablaba.
-Jaja, no cielito, estoy así por otra cosa. – Paula volvió a darle otro besito en la mejilla. – Cosas de adultos y no entenderás, cuando este grande veras como es difícil ser adulta, tener responsabilidades y también problemas.
-Me mientes, sé que no es por eso que lloras ¿Verdad? – era como si pudiera leer los pensamientos de Pau, o como si le había explicado todo lo que le había pasado. - ¿Por qué no me cuentas la verdad? Te entenderé Candy ¿Si? – Pauasintió.
Jessica abrazó a Paula, tan fuerte, así como lo necesitaba, le regalo un besito y la agarro de la cintura, apoyando su cabecita en los pechos de Pau, como si fuera un bebé, ella también extrañaba a sus padres, y más que nadie una mamá, por más que tenía a Pau, necesitaba estar veinticuatro horas con su propia familia.
-Me quitaron el más hermoso regalo que Dios puede dárselo a una persona, y jamás pude tenerlo de vuelta, jamás pude encontrarlo. – dijo Pau apoyando su barbilla en la cabecita de Jessica. – Me engañaron muchas veces, me lastimaron y hoy sufro por eso, porque no la tengo a mi lado, porque no puedo decirle que la amo y que doy mi vida por ella, por tenerla por algunos minutos en mis brazos. – suspiró ella, la verdad le dolía hablar sobre eso, ni sabia como hacerlo mejor para que Jessy la entendiera.
-¿Te quitaron a tu hijita Candy? – le preguntó levantando la cabeza para mirarla a la cara, Paula le asintió dejando una lagrima caer por su mejilla. – Que malos son ¿No?
-Si mi vida, no se hace eso con una madre… - su voz era tan suave que mal parecía la suya. – Me quitaron a mi chiquita, yo ni siquiera la conocí y tengo miedo de no verla jamás.
-La verás peque, mientras estoy aquí contigo y también esta Sole ¿Somos tus nenitas no? – le hizo voz de bebé y Pau volvió a besarla.
-Chi, son mis chiquitas preciosas, las amo mucho, mucho, mucho, mucho. – le sonrió.
-Si, y yo también te amo mucho, y ¿Sabes que? Antes de que llegaras aquí, también lloraba siempre, porque no tenía mamá. – bajo la cabeza borrando la sonrisa. – Pero después soné con mi ángel que me decía que mi mamá eras tú y que no necesitaba llorar más, que me amarías siempre y estarías conmigo en todo, y así es ¿Verdad? – Pau le sonrió y la abrazó fuerte ¿Cómo podía ser tan preciosa Jessica? Era tan inteligente y le decía cosas lindas. – Para mi eres mi mamá, no importa que no tenemos la misma sangre ni el mismo color, lo que importa es que te amo mucho y sé que me amas también, y nos amaremos siempre.
-Si mi vida, siempre, muchas gracias por estar conmigo y por aceptarme como mamá, te amo mucho y prontito vivirás conmigo, y formaremos una linda familia, Soledad, Pepe, tú y yo. – le sonrió.
-Si y también los que vendrán ¿No?
-Jajaja, si ¿Cuántos hermanitos quieres? – preguntó Pau para Jessica, la verdad no deseaba tener muchos hermanitos, pero si era para ver a su mamá feliz, podría tener millones.
-Cuantos quieras mamá, cuantos quieras.
No cabía dudas de que las dos se daban muy bien, más que normal, se amaban, y ese amor era especial, era extremamente especial, tanto que ni siquiera ellas podían explicar.

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