lunes, 29 de mayo de 2017

Has Vuelto A Mí: Capítulo 45

Paula adivinó que Pedro se casó por despecho y ya conocía los otros factores que habían intervenido. La explicación de Candela aclaraba los motivos de él y  lo habría perdonado en circunstancias normales. Y se le ocurrió que podía fingir que eran circunstancias normales. La muerte de su abuela terminó con el único obstáculo que se había interpuesto entre ambos. Paula contuvo el aliento. La propuesta de Candela la había hecho considerar la posibilidad de romper las leyes de Dios y de los hombres. Porque nadie sabía ni le importaba que ella fuera la hija de Horacio Alfonso. Sin embargo, ella lo sabía y no podía cometer incesto. Y le parecía increíble que Candela le pidiera que intercediera en su beneficio. Aunque la idea tenía cierta lógica y ella era muy lógica y fría.

—¿Por qué no le pides el divorcio a Pedro? —preguntó Paula.

—¿Crees que no lo he hecho? Claro que sí, pero, como te he dicho antes, Pedro es un hombre honrado. Piensa que no podré arreglármelas sola en la vida.

—Pero, ustedes viven separados, ¿No? —frunció el ceño.

—Bueno, sí —se encogió de hombros—. Pero eso no significa nada en un juicio.

—¡Un juicio! Me temo que no te...

—Olvídalo —Candela  parecía haber hablado—. Sólo creí que pensarías lo mismo que yo, que Pedro ya ha sacrificado su felicidad durante demasiado tiempo.

Paula no podía negarlo.

—Pedro no sabe que estoy aquí. Y no debe saberlo —Candela apeló a Paula—. Si sabe que he venido, se sentirá humillado. Sólo quiero que sepas que no haré nada por impedir que volváis a estar juntos. Y también estoy segura de que, si Pedro creyera que eso es lo que tú deseas, me exigiría el divorcio mañana mismo.

Candela se fue como había llegado.

 Paula ya no quería seguir limpiando la huerta y se sirvió un vaso de zumo de naranja. Trató de relajarse. Pero una hora después, seguía confundida.

—¿Ha venido alguien? —inquirió la señora Chaves, al entrar a la cocina—. ¿Ha vuelto Elena?

—No —le dijo Paula con un hilo de voz—. Ha venido Candela.

—¿Candela? —Alejandra estaba atónita—. Candela...

—Aja —no podía mirarla a los ojos y la señora frunció el ceño.

—¿Y bien? ¿Qué quería?

—Verme —suspiró—. Si quieres saberlo, ha venido a decirme que la señora Davis ha estado chismorreando sobre... Pedro y yo.

—¡Elena! ¿Qué ha estado diciendo?

 —Pues... —gimió para sus adentros—. Sólo que nos descubrió juntos. ¿Te acuerdas? El día del funeral.

—¿Y qué opina Candela al respecto?

—No gran cosa —se encogió de hombros—. ¿Sabes por qué ella y Pedro se casaron? —no quería contarle la verdad.

—Bueno, sé por qué se casó ella con Pedro—contestó la señora Chaves—. No estoy tan segura de por qué lo hizo. Creo que fue por despecho. Eso lo decidió a olvidarte y a casarse con otra.

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