viernes, 12 de mayo de 2017

Has Vuelto A Mí: Capítulo 2

Pensó que podría comprobar que irse de Lower Mychett era lo mejor que había podido hacer. Si se hubiera quedado, todo habría sido mucho más doloroso y Paula sabía que no lo hubiera soportado. Además, su abuela la había alentado a cortar por lo sano y a la chica no le pareció que existiera otra solución. Tal vez su intención al hacer ese viaje era asegurarse de que Gloria Chaves de veras estaba muerta. Pero no era una chica vengativa, pues sabía que su abuela sólo había querido lo mejor para ella, aunque en aquel entonces no le hubiera parecido que así fuera. Abrió los ojos. El avión ya se dirigía a la terminal. La azafata empezó a ayudar a los pasajeros a coger su equipaje y por primera vez,  se preguntó si en realidad no esperaba volver a ver a Pedro. Pensaba que lo que había sentido por él era una aberración. Estaba segura de que, con el tiempo, se hubiera desenamorado de Pedro, aunque su abuela no hubiera intervenido. Gloria Chaves no quiso arriesgarse, y no podía culparla. Su nuera hizo caso omiso de lo que sucedía, pero ella no podía imitarla. Era una mujer muy religiosa, temerosa de Dios, y su moral, tan estricta, le había impedido guardar silencio. Tembló al recordar lo que le había horrorizado entonces. A los dieciocho años, todo le parecía más definitivo y no había matices en su punto de vista. Pero ahora pensaba de manera distinta. Sus experiencias de Nueva York le habían enseñado que la vida era siempre cambiante. Lo que diez años atrás la había escandalizado, ya no la pasmaba tanto. De pronto, recordó que vivía en Nueva York y que sin duda en Lower Mychett el estigma se conservaría siempre.


En aquel momento conectaron el conducto rodante a la cabina del avión. Los pasajeros empezaron a salir. Paula tomó lentamente su bolso y la maleta que David le había regalado. Sin embargo, al caminar se llenó de vigor. A aquellas horas de la mañana, no había mucha gente en el aeropuerto y  le agradó poder estirar sus largas piernas. Decidió que estar siete horas en un avión era demasiado, pero no había querido ir en Concorde, como le había sugerido David. Pensó que tal vez había estado retrasando el momento de volver a ver a su familia. Para cuando recogió su otra maleta y pasó por la aduana, ya casi eran las nueve. Había enviado un telegrama a su madre, avisándole del número de vuelo y la hora de llegada, pero no esperaba que nadie fuera a recibirla.



Era el tiempo de cosechar y supuso que su madre y su hermano estarían demasiado ocupados trabajando en Rycroft como para ir a Londres a buscar a la oveja negra de la familia. Puso su equipaje en un carrito y se dirigió a la salida. Había unas cien personas esperando a los pasajeros. Algunos la miraron con curiosidad, otros mostraban letreros buscando a alguien. No vió nadie que la buscara a ella, así que no se sorprendió al salir de la zona sin que nadie la interceptara. Y sin embargo, tenía la esperanza de que alguien hubiera ido por ella. Por eso se había negado a que David arreglara su traslado del aeropuerto a Lower Muchett. Había pensado tomar un taxi a Londres y de allí el tren a Winchester, pero pronto descartó la idea. No quería encontrarse con el tráfico de la M4. pedro solía ir por ella a Londres, recordó, y la llevaba a su cuarto en la universidad... Reprimió el pensamiento. Decidió alquilar un coche, pero sólo llevaba el permiso de conducir en Estados Unidos. Y tenía que llegar a tiempo para el funeral de su abuela.

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