viernes, 26 de mayo de 2017

Has Vuelto A Mí: Capítulo 37

Tal vez la anciana esperaba que su relación no fuera duradera. Suponía que, después de todo, era una unión poco común: el hijo del propietario y la hija del arrendatario. Tal vez la abuela creyó que el padre de Pedro no permitiría que eso siguiera. O la propia madre de Paula. Ella había tratado de pensar que su abuela no había actuado por celos, ni por odio. Era su nieta y Gloria había asumido el lugar de su madre para muchas cosas debido a la enfermedad de ésta. Sin embargo, la abuela afirmó que, como cristiana devota, no podía dejar que prosiguiera esa abominación. Y Paula no pudo negarlo.

La anciana decidió revelar su secreto en el día más importante en la vida de Paula. El día en que ella se hacía mayor de edad y en que los padres de Pedro darían una fiesta en su honor. Él le dijo que era su manera de anunciar a todo el pueblo y a los Chaves, sobre todo, que aprobaban la relación de su hijo. Paula recordaba que cuando acompañó a sus padres a Rycroft, había querido no hacerlo y sintió que le habían extraído toda la sangre del cuerpo. Y todo fue porque la abuela decidió ir al cuarto de Paula cuando ésta se arreglaba para fiesta y le dijo que Pedro era su medio hermano. Lo contó que las historias acerca de que el padre de él fue un casanova de joven eran ciertas antes y después de casarse con lady Ana. Que él y Alejandra habían tenido una aventura. Y Paula era el resultado de eso. Miguel no era su padre, sino Pedro Alfonso, padre.

Paula no lo creyó. Al menos, no quiso creerlo, aunque aquello explicaba por qué su abuela la había rechazado durante toda la vida. Arguyó que su madre habría intervenido, pues ella sabía muy bien lo mucho que Pedro y ella se querían.

La abuela dijo que nadie lo sabía. Ni siquiera el padre de él. Éste pensaba que era hija de Miguel. Éste último también creía que era su verdadero padre. Le preguntó cómo habría podido Alejandra confesárselo a Paula, cuando eso significaría la destrucción de su propio matrimonio. Paula quedó abrumada, incapaz de pensar, ni sentir nada. La magnitud de lo que había revelado su abuela fue tal, que no podía moverse siquiera. Y luego la embargó un profundo dolor. Y discutió con su abuela, le dijo que, si era un secreto tan bien guardado, cómo se podía comprobar que fuera verdad.


Fue entonces cuando Gloria sacó las cartas, las cartas que el padre de Pedro había escrito a Alejandra  y que probaban, sin lugar a dudas, que fueron amantes. La abuela obligó a leerlas y le señaló las frases que indicaban lo íntima que había sido la relación. Paula nunca supo cómo su abuela se había apoderado de las cartas. Le bastó con saber que existían, que Alejandra no fue capaz de destruirlas, después de tantos años. Aquello la traicionó.

"Mi querido Horacio: Voy a tener un hijo, nuestro hijo. Te lo cuento porque es lo que siempre has querido y porque quiero compartir la noticia contigo. Pero sé que debes pensar en Ana y esto no será fácil para ninguno de los dos. A veces creo que sería mejor que no volviéramos a vernos. Miguel me ama. Lo sé. Y yo lo quiero. Pero nunca voy a querer a nadie como te amo a tí. Créeme. Ale".

—Pero, ¿Cómo sabes...? —se desesperó Paula y apartó la carta.

Su abuela sacó dos certificados. Uno era el acta de matrimonio de sus padres. La fecha era de diciembre y había algo significativo para Paula. La otra era su partida de nacimiento, con fecha de meses después.

—Si sabías que mi madre esperaba el hijo de otro hombre cuando secasó con mi padre, ¿Por qué no lo dijiste? —se disgustó Paula.

—Porque no lo sabía —replicó la abuela—. Tu madre no dejó estas cartas a la vista. Sólo después de que naciste, empecé a albergar sospechas.

—No entiendo...

—Tu madre y mi hijo fueron novios desde que eran adolescentes —te habrá contado la anciana con frialdad—. Yo siempre supuse que se casarían un día y así fue. Horacio Alfonso, me refiero al padre de Pedro, fue tal vez sólo un desliz sin importancia. Ya sé lo que dice en su carta, pero creo que no lo amó. Alejandraquería a mi hijo. Siempre lo ha amado. Lo que pasó fue que la halagaron las atenciones de Horacio. Y él se aprovechó.

Paula le hizo más preguntas, tratando de encontrar un punto débil en la historia de su abuela, pero no hubo ninguno. Cuando le preguntó por qué no se lo había contado a Alejandra, la abuela tan sólo se encogió de hombros. Ya estaban casados y felices. Y Miguel tenía una hermosa hija, replicó que ella no tenía derecho a destruir esa felicidad por el bien de una niña ilegítima.

1 comentario:

  1. Muy buenos capítulos! Quiero creer que es todo un error o un invento de la abuela de Paula! que horror!

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