miércoles, 10 de mayo de 2017

Amor Inolvidable: Capítulo 65

—No tienes por qué contarme esto.

—Necesito hacerlo —Pedro dejó caer la mano sobre su cadera—. El día que volviste a aparecer en mi vida, volví a enamorarme otra vez de tí, y eso me asustó mucho. Hice todo lo que pude por apartarte de mí. Créeme, se que he sido un idiota.

Paula no hubiera esperado nunca escuchar algo parecido de sus labios, y sintió una oleada de alegría.

—Pedro, yo no… El alzó una mano para acallarla.

—Te prometo que no volveré a decepcionarte nunca. Y me encantaría que te casaras conmigo, aunque comprendo que no puedas llegar a confiar en mí.

 —Yo… esto es realmente… vaya, no te andas con rodeos, ¿Verdad?

—Cuando quiero algo, no.

—¿Me quieres a mí? —preguntó Paula.

—Oh, sí —en los ojos de Pedro había una pregunta—. ¿Me amas? Si no es así, lo comprendería.

—Si dijera que no, mentiría.

—¿Eso es un sí o un no? —preguntó Pedro.

—Es un sí, sí —Paula rompió a reír y él la estrechó entre sus brazos.

Pedro sonrió y el brillo del amor se reflejó en sus ojos.

—Has puesto el listón muy alto en lo que a sinceridad se refiere, así que será mejor empezar nuestra vida en común con honestidad. Nunca hubiera aceptado un no por respuesta a mi proposición. Ya tenía pensado estar encima de ti hasta que cambiaras de opinión. No estoy dispuesto a perderte de nuevo porque soy demasiado cobarde para arriesgarme —aseguró  con intensidad—. Cásate conmigo, Paula. Hazme el hombre más feliz del mundo. Dame la familia que siempre he deseado.

—¿Cómo podría decir que no cuando es lo que siempre he deseado? — preguntó Paula temblando con todos aquellos sentimientos que eran demasiado grandes como para expresarlos con palabras. Parecía demasiado sencillo, y al mismo tiempo completamente real.

—Te amo con toda mi alma, Pedro. Nada me haría más feliz que casarme contigo.

 Él le sujetó el rostro con las manos y la besó suavemente antes de decir:

—Que conste.

—Pero falta algo por atar —Paula lo rodeó con sus brazos y le apoyó la mejilla en el pecho.

—Tú dirás.

—¿Tengo que mudarme a tu casa cuando nos casemos? —preguntó.

—Contaba con que Oli y tú vivirán conmigo — la apartó de sí y la miró a los ojos—. Estás preocupada por tu programa de ayuda a adolescentes.

—Sí, pero creo que conozco a alguien perfecto para llevarlo —era maravilloso lo bien que la conocía Pedro—. Todavía no conoces a Rocío, y puede que al principio se muestre un poco hostil contigo.

—Si a tí te cae bien, a mí también —prometió Pedro.

—Sé que será así. Y ella todavía no lo sabe, pero este apartamento va a ser su nuevo hogar —Paula miró a su alrededor y supo que echaría de menos aquel lugar— . Espero que le haga tan feliz como me lo ha hecho a mí.

—Y a mí —dijo Pedro.

Entonces descendió la boca hacia la suya y se encargó de demostrarle toda la ternura y el amor que Emily había anhelado durante toda su vida. Lo único que podría hacerla más feliz sería darle un hermanito o una hermanita a Annie. Si el doctor y ella tenían otro bebé, la vida se convertiría en algo perfecto.





FIN

2 comentarios: