—Sí, aquella noche —él estaba sentado muy quieto y hablaba con una rabia fría—. Aquella noche ocupaste el lugar de tu hermana y me dejaste llamarte Valeria una y otra vez. Aquella noche sonreíste, suspiraste y te viniste conmigo a un motel. Aquella noche me dejaste desnudarte y acariciarte y llamarte Valeria mientras hacía el amor contigo. ¿Qué tienes que decir de aquella noche?
Paula no tenía nada que decir.
—Hice mal y lo sé. Tenía que...
—¿Crees que me importa lo que deberías haber hecho? Sólo sé que yo te hacía el amor y te llamaba Valeria. Que la segunda vez, cuando ya había gastado el preservativo que llevaba, pensé que no importaba si hacíamos un hijo. No importaba porque de todos modos me iba a quedar en el pueblo y a casarme contigo. Y que al día siguiente, después de aquello, yo fui a tu casa y tú dejaste que Valeria abriera la puerta y me dijera que me fuera.
—Yo no... pensaba con claridad. Cuando llegué a casa y ví a Vale, me sentí muy mal, como si hubiera hecho algo terrible a sus espaldas.
—Y lo habías hecho.
Paula hundió los hombros.
—Sí. Lo sé.
—Y a la noche siguiente... ese chico que todo el mundo dice que conociste. ¿Qué me dices de él?
—No hubo ningún chico —repuso ella.
Pedro lanzó un gruñido de disgusto.
—Ningún chico.
Paula carraspeó para aclararse la garganta.
—No. Sólo tú. Me habías gustado siempre, desde que éramos niños. Te veía en el pueblo y rezaba para que te fijaras en mí. Pero no lo hacías. Tú sólo veías a Vale y fue con ella con quien saliste. Yo lo acepté... o creía que lo había hecho. Y cuando ella rompió contigo y me dijo que no quería ir al baile...
Pedro movió una mano en el aire.
—Volvamos al otro chico. Al que no existió.
Paula asintió con la cabeza.
—De acuerdo. ¿Qué pasa con él?
—Tú no vacilaste en decirle a la gente lo que te resultó más fácil, ¿Verdad? Cuando te quedaste embarazada, el pueblo entero sacó conclusiones falsas y tú los dejaste. Dejaste que todos pensaran que el padre de Feli era un forastero.
—Pedro, mi padre no dejaba de gritarme y amenazarme. Decía que iba a descubrir al que me había dejado embarazada y le iba a...
—No quiero oírlo. Tengo más preguntas.
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