—Una semana o dos no son nada.
—Eso no es cierto. Dos semanas es tiempo suficiente. Es demasiado. Feli te adora; no necesitas tener la oportunidad de ganártelo ni nada de eso. Está loco por tí y es más que hora de que sepa que eres su padre.
Pedro se sentó en la cama con los brazos alrededor de las rodillas.
—¿Y quién tiene la culpa de que no sepa quién soy? No es mía, Pau.
—Estupendo —musitó ella—. Si quieres echarme la culpa a mí, está bien. Que tú no lo supieras es culpa mía y lo acepto. Y es verdad que durante más de diez años ha sido culpa mía que Feli no supiera quién eras, pero en las dos últimas semanas no. Eso ya es cosa tuya. Y tienes razón, sólo son dos semanas, pero son dos semanas en las que tú, mis padres, Fede, Melina y yo le hemos estado mintiendo. Y ya sabes que a mí no me salió bien mentir. Sé por experiencia el daño que puede hacer mentir y no quiero volver a verlo.
Pedro la miró y ella vio dolor en sus ojos, y también miedo. Su irritación desapareció en el acto.
—Todo irá bien —musitó.
Él lanzó un juramento y apartó la vista.
—¿Y si me odia? Es un niño feliz que piensa en tu marido como en su padre. Puede odiarme por intentar ocupar el lugar de tu esposo.
Paula se subió la sábana hasta las axilas y cruzó las manos.
—Tú no vas a ocupar el lugar de Manuel, sino el tuyo, el que te pertenece en su vida. Un lugar muy importante. Y yo conozco a Feli muy bien y no creo que te odie. Al principio le gusta tomarse tiempo con las cosas para acostumbrarse a ellas, pero después se alegrará de construir una relación contigo, de tenerte ahí para ayudarle a crecer.
—¿Y si te equivocas?
—No me equivoco; pero si me equivocara, tendríamos que tomar las cosas como vengan. Si le enfurece por alguna razón descubrir que eres su padre, lidiaremos con ello y se le pasará. Pedro seguía sin mirarla.
—¿Tú estarás a mi lado cuando se lo diga?
—Si tú quieres, si.
—Te necesito allí. De hecho, creo que es justo que se lo digas tú.
—¿Justo?
—Bueno, no es la palabra apropiada. Creo que es buena idea que se lo digas tú. Eres su madre y será más fácil viniendo de tí. Tú se lo dices y después yo le digo que... no sé, que soy muy feliz de tenerlo por hijo. Y después de eso, él me dirá... lo que tenga que decirme.
Paula respiró aliviada. Por fin llegaban a alguna parte.
Muy buenos capítulos!!! Ya llegó el momento que Feli sepa la verdad!
ResponderEliminarWuauuu que capitulos!!!
ResponderEliminarWowwwwww, pero qué buenos caps. Al fin están de acuerdo. Me encantaron.
ResponderEliminar