domingo, 4 de septiembre de 2016

Trampa De Gemelas: Capítulo 44

La depositó con cuidado sobre la colcha verde jade y rompió el beso para tirar de  ella  con  gentileza  hasta  el  borde,  de  modo  que  le  colgaran  las  piernas  y  tocara  el  suelo con los pies. Ella tendió los brazos hacia él, pero Pedro se arrodilló a sus pies, completamente  vestido,  y  le  quitó  con cuidado  el  tanga  enredado  y  los  zapatos.  Tomó su pie derecho y lo besó. Mordisqueó los dedos, uno por uno, y Paula pensó lo maravilloso  que  era  estar  con  él  siendo  una  mujer  adulta  y  no una  chica  virgen  asustada.Él subió por su pierna besándola y mordisqueándola y después se acercó más y colocó las piernas de ella en sus hombros. Apoyó las manos en sus muslos y la abrió con las puntas de los dedos.Y de pronto empezó a acariciarla con la lengua, primero a lametones y después succionando con gentileza. Paula se dejó caer sobre la cama gimiendo y cerró los ojos mientras él la besaba y lamía y ella se sentía subir cada vez más alto y se estremecía al borde del orgasmo.Y entonces  llegó  el  clímax  en  una  explosión  de  estrellas,  una  ducha  de  luz  y  dulzura, un  sabor como  a  champán  en  la  lengua  y  el  olor  acre  de  su  deseo  a  todo  alrededor.Y se oyó gritar:

—¡Sí! ¡Por favor!

Cuando pudo volver a pensar, bajó los brazos para intentar sentarlo en la cama con ella. Pero él se sentó en los talones y movió la cabeza.

—No puedo.

Paula se incorporó sentada.

—¿Por qué no?

Él tendió una mano, le acarició los muslos y rozó los rizos rojizos con un gesto posesivo.

—No  tengo  preservativo  —introdujo  un  dedo  y  después  otro  y  ella  dió  un  respingo  cuando  sus  músculos  se  contrajeron  alrededor  de  los  dedos.  Y  él  sacó  la  mano despacio, se la llevó a los labios y lamió la humedad de sus dedos.

—Esta noche —dijo.

Ella asintió y calculó mentalmente las horas que faltaban hasta que se acostara su hijo.

—¡Oh, sí!

Pedro se inclinó y la besó un instante en la boca antes de mover los labios para besarle la cicatriz fea de la sien.Después  se  incorporó  del  todo  y  la  miró.  Seguía  todavía  completamente  vestido.Y ella  estaba  desnuda  y  sin  el  menor  asomo  de  modestia.  Él  la  miró  con  ojos  brillantes  y  Paula no  sintió  el  impulso  de  taparse,  sino  que  sintió  placer  al  ver  la  mirada de lujuria de él.Y esa noche habría más. Mucho más. Hasta  un  rato  después,  cuando  se  duchaba  para  borrar  el  olor  del  deseo  de  su  cuerpo,  no  se  dio  cuenta  de  que  lo  había  dejado  marchar  sin preguntarle  cuándo  pensaba decirle a su hijo lo que necesitaba saber. Sonrió para sí y se prometió hacerlo esa noche.Cuando Feli estuviera acostado, ella iría en su busca. O él en la de ella. Eso  daba igual.  Lo  que  importaba  era  que  estarían  juntos  y  harían  el  amor  despacio  y  con  ternura. Estaría  con  él,  en  sus  brazos.  Y  tendría  tiempo  de  sobra  de  hacerle preguntas y buscar respuestas.

2 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos!!! Ya no podían seguir así! Ojalá Pedro la perdone!

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  2. Ayyyyyy, qué lindo, parece que se viene la reconciliación.

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