domingo, 18 de septiembre de 2016

Otra Oportunidad: Capítulo 21

—Quería que te quedaras… —dijo ella.

—Lo sé, pero no funcionaria, Noe. Lo nuestro terminó hace tiempo.

—Para mí no.

—Solo estás enfadada porque fuí yo quien se marchó. Quédate con Martín; está loco por tí y te adora. No juegues con él o también lo perderás.

—Maldita sea, Pedro, no quiero estar con Martín si puedo estar contigo.

—No puedes estar conmigo, Noelia. ¿Es que no lo entiendes?

—Pero me amabas…

Pedro se giró, asintió y le acarició la mejilla mientras la miraba a los ojos.

—Te amaba cuando nos casamos. Y cuando tuvimos a Franco. Pero no duró y no puedo cambiar el pasado… Además, deberías ser más sincera con los dos. ¿Estás segura de que todavía me quieres? ¿O solo crees que me quieres porque no puedes tenerme?

—Sé lo que quiero, Pedro. Pero esta bien, márchate con tu pajarito enjaulado — espetó—. ¿Es que no te preocupa que el error que cometiste hace ocho años te cueste el empleo?

—Si lo pierdo por eso, me estará bien empleado.

Noelia permaneció junto a la puerta, de pie, hasta un buen rato después de que Pedro se marchara. Estaba muy enfadada. Se había arrojado prácticamente a sus brazos y él se había ido. Le preocupaba más esa bruja que la condena por asesinato que pesaba sobre ella. Estaba cansada de esperar. Si Pedro no la quería, cortaría todos los lazos con él y se casaría con Martín. Pero no se lo pondría fácil a su ex marido. Iba a demostrarle que había cometido un error al tratarla con tanta frialdad.



Pedro tardó media hora en llegar a comisaria. Paula estaba en una sala muy iluminada, sentada contra la pared y bajo la mirada atenta de un policía uniformado. Tenía los ojos cerrados y parecía agotada. Esperaba que los medios de comunicación no llegaran a enterarse de lo sucedido. Se habían pasado todo el fin de semana intentando localizarlo para hacerle una entrevista, pero las cosas se empezaban a calmar y la detención de Paula podía echar más leña al fuego. Se acercó al policía y sacó su identificación.

—He venido a buscar a Paula Chaves.

El agente miró la identificación.

—Afirma que no se dedica a la prostitución callejera y que solo pretendía volver a casa. Pero es difícil de creer, porque estaba en un barrio muy poco recomendable de la ciudad.

—Si eso es todo lo que hay contra ella, tendrán que soltarla.

—No lleva documentos.

—Porque acaba de salir de la cárcel. ¿Es que no ha visto la televisión esta semana? Es la mujer a la que liberaron hace unos días. Obviamente no ha tenido tiempo de sacarse la documentación —explicó.

El agente se encogió de hombros.

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