lunes, 5 de septiembre de 2016

Trampa De Gemelas: Capítulo 45

Y había algo más... un rayito de esperanza que se negaba a morir.Y ese rayito empezaba a convertirse en una llama brillante.Quizá, sólo quizá, Pedro y ella pudieran encontrar el modo de estar juntos en el verdadero sentido de la palabra.

Por primera vez desde que se enterara de que tenía un hijo, Pedro Alfonso no era un  padre  muy atento.  Después  de  todo,  un  hombre  es  humano  y,  desde  que  saliera  del dormitorio de Paula, toda su atención estaba fija en la noche que se avecinaba. No dejaba  de  pensar  en  Paula desnuda  en  la  cama,  con  la  cara  sonrosada,  el  pelo  rojo  extendido  por  la  colcha  verde  y  los  rizos sedosos  entre  las  piernas  húmedos  y  brillantes a causa de sus besos.Estaba,  pues,  muy distraído, esperando  la  hora  en  que  Feli  se  metiera  en  la  cama y pudiera hacer suya a Paula.La cena fue todo un reto. Jugaba con la comida con el tenedor y se esforzaba por no mirar mucho a la mujer pelirroja sentada frente a él. Ella sonreía con indulgencia a su  hijo,  que  hablaba  de  sus  amigos  de San  Antonio  y  de  los  amigos  nuevos  del  pueblo.  Nahuel,  uno  de  estos  últimos,  los  había  invitado  a  dos  niños  más  y  a  él  a  dormir en su casa la noche siguiente.

—¿Puedo ir, mamá?

Ella lanzó una mirada a Pedro para incluirlo en su decisión.

Él asintió e intentó no  mirarle  la  boca,  no  pensar  en  sus  besos  y  en  el  modo  en  que  el  cuerpo  de  ella  se  había movido bajo sus manos.

—Sí —dijo Paula—. Puedes ir.

Feli sonrió.

—Dormiremos fuera como cuando vinieron aquí.Y el padre de Nahuel cocinará hamburguesas con queso y contaremos cuentos de miedo...

El niño seguía charlando y Pedro jugando con la comida en su plato.Después  de  la  cena,  Feli  le  dió  una  paliza  en  el  juego  de  invasores  del  espacio.

—Has jugado peor que nunca —sentenció cuando terminaron. Pedro se echó a reír.

—Prometo poner más atención la próxima vez.

Feli subió  a  ducharse  a  las  nueve.  Como  norma,  cuando  estaba  preparado  para acostarse, salía de su habitación en pijama y daba las buenas noches, primero a Pedro y después a su madre. Esa noche, Pedro esperaba en su estudio a que llegara el niño. Tenía la mirada clavada  en  la  pantalla del  ordenador  y  fingía  hacer  un  solitario,  pero  en  realidad fantaseaba con la noche que se acercaba. Así pasaron veinticinco minutos. ¿Cuánto tiempo necesitaba Feli para ducharse?Después  de  treinta y  un  minutos,  decidió  descubrir  por  qué   había  elegido  esa  noche  para  ser  el  niño  más  limpio  de  Texas.  Apagó  el  ordenador  y  se  dirigió a la escalera.

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