domingo, 4 de junio de 2017

Has Vuelto A mí: Capítulo 59

—Puedes empezar por contestar a mis llamadas —replicó David, muy molesto.

—Lo siento...

—Deberías lamentarlo. ¿Te das cuenta de que no te he visto ni una sola vez desde que volvimos?

—He estado muy ocupada, David.

 —Pues no tanto. He llamado a tu departamento docenas de veces y sólo contesta una máquina.

Paula se sintió culpable. Había dejado conectado el contestador a propósito, mientras ella estaba en casa. No era porque saliera a divertirse. Cundo llegaba a casa, estaba demasiado cansada como para hablar.

—Bueno, ¿Qué te puedo decir? —preguntó, resignada.

—Puedes cenar conmigo esta noche —declaró David—. Creo que me lo debes, Pau. Si vas a dejarme, por lo menos ten el valor de decírmelo a la cara.

—Está bien.

 —Está bien, ¿Qué? —no podía creer que hubiera aceptado con tanta facilidad.

—Está bien, voy a cenar contigo —declaró Paula—. Ve a buscarme a las siete y media, ¿De acuerdo? Creo que hoy voy a llegar tarde a casa y todavía tendré que arreglarme.

—Está bien —parecía bastante sorprendido.

—Bueno, para ser sincera, se lo debo —comentó al colgar—. Esta noche le diré que ya no puedo seguir viéndolo. Debí hacerlo hace varias semanas.

—¿De veras? —Adriana no estaba convencida y Paula la entendió.

Hacía tres semanas que había vuelto de Inglaterra y que inventaba pretextos para no ver a David. Y sabía por qué. Hacía años que eran amigos y Paula dependió de su ayuda en el pasado. Se daba cuenta de que volver a ver a Pedro la había hecho vacilar en romper con él. Por vez primera en la vida, tenía miedo de enfrentarse al futuro sola. Pero no tenía derecho a tratarlo así y por eso iba a hacer lo que creía que era su deber. Esperaba que  lo entendiera. No quería herirlo. Pero, pasara lo que pasara, debía darse cuenta de que ella no podía casarse con él.

Paula llegó a casa más temprano, pues Adriana le sugirió que se tomara el resto de la tarde libre para arreglarse.

—Estás cansada. Ve a dormir un poco —sugirió Adriana—. Y deja de preocuparte. Todo saldrá bien, ya lo verás.

Paula deseó poder opinar lo mismo. En su desesperación, no veía el menor resplandor de esperanza. Su vida le parecía un interminable y oscuro túnel.

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