martes, 10 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 84

Su mano acariciaba mi muslo hasta que llegó a la ingle y en automático abrí las piernas, él comenzó a frotar mi sexo encima de la ropa interior excitándome lo suficiente para querer sentirlo ya dentro de mí, así que me levanté y me senté sobre él con mis piernas a sus costados. Besó la base de mis senos que sobresalían del vestido en tanto nuestros sexos se rozaban.
Me pidió que me levantara y eso hice, me cargó y me colocó sobre el piano, subió mi vestido y después me quitó la ropa interior, hundió su cabeza entre mis piernas y comenzó a recorrer mi parte más íntima con su lengua, empecé a jadear mientras me sostenía de mis antebrazos con la cabeza hacia atrás.
Mis jadeos parecían impulsarlo a seguir recorriéndome, pues lo hacía sin cesar aumentando y disminuyendo la velocidad de sus movimientos, tratando de que su lengua tocara lo más profundo de mi ser que se pudiera, yo tenía abierta la boca y me lamía los labios sintiendo como mi cuerpo ardía por sus húmedos besos que seguía proporcionándome en cada rincón. No pude evitar soltar un gritito cuando a la par de su lengua sentí que me introducía un dedo y luego lo sacaba y volvía a meterlo en un acompasado ritmo que me estaba enloqueciendo hasta que sentí alcanzar al éxtasis y me mordí un dedo para no gritar.
Me ayudó a bajar del piano, mis piernas me temblaban y me besó apasionadamente en tanto su mano bajaba el cierre del vestido y me lo quitaba por completo. Desabroché su camisa y se la quité, volvimos a besarnos mientras nuestros pechos se unían y el recorría mi columna vertebral con las yemas de sus dedos hasta llegar a mis nalgas que acarició.
 – ¿Y quién dijo que forzosamente se necesita traje de baño para nadar? – exclamó sonriéndome con esa típica osadía en su rostro.
Se desabrochó el pantalón y se lo quitó mientras yo lamía uno de sus pezones y el otro lo acariciaba. Cuando estuvimos desnudos nos recorrimos con la mirada, en ambos cuerpos se notaba la excitación, mis pezones estaban firmes al igual que su miembro, de pronto fijo sus ojos en el lado izquierdo de mi abdomen y pasó dos dedos por el pequeño parche adherido a mi piel y me regaló una sonrisa de complicidad, pues sabía que con eso no era tan necesario usar un preservativo.
Me pidió que me hincara en el banquillo y después me hizo apoyar las manos en el mismo, él se coloco detrás y entró en mí de un tirón, sentí como mi cuerpo se contrajo hacia él y me tomó de las caderas para iniciar con su delicioso vaivén. Después, una de sus manos la subió por mi contorno hasta llegar a uno de mis senos que estuvo acariciando en tanto continuaba con sus certeros movimientos que me fascinaban cada vez más. Posteriormente, se aferró a mis caderas moviéndose a mayor velocidad hasta que sentí su orgasmo dentro de mí acompañado de un gruñido que me hizo llegar a mí también. Se quedó unos instantes sin moverse, aún dentro de mí, exhaló fuertemente y después se separó y me ayudó a ponerme de pie y me abrazó efusivamente.
– La noche apenas empieza corazón y juro que no te daré tregua – dijo en voz baja.
Nos vestimos y salimos del salón tomados de la mano, le pedí que me mostrara la casa e iniciamos con el recorrido por la enorme cocina que estaba a un lado del salón, después seguía el comedor, la sala, bajamos unas escaleras y llegamos a la piscina que era iluminada por la luz de la luna llena que brillaba en lo alto del cielo.

– ¿Qué te parecería nadar un poco? – sugirió abrazándome.
– Suena bien, pero tendríamos que subir a ponernos el traje de baño.
¿Y quién dijo que forzosamente se necesita traje de baño para nadar? – exclamó sonriéndome con esa típica osadía en su rostro.

3 comentarios:

  1. Wowwwww, qué intensos los 2 caps!!!!!!! Quiero más caps y más largos!!!!!!!!!

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  2. Se me hicieron cortos los capitulos ... me encanta esta historia !

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  3. Hermosos capítulos!!!! Son tan románticos y tan apasionados a la vez!

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