martes, 17 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 107

– ¿Cómo fui tan ******* para no haberme dado cuenta? – exclamó Jennifer aún llorando.
– Dicen que el amor es ciego, no en vano nunca me cayó bien, aunque jamás me imaginé que tuviera esas tendencias.
– Eso es lo que más me duele, si me hubiera engañado con una mujer creo que hasta lo hubiera perdonado, pero un hombre…
– Ya no llores, por favor, no vale la pena que estés así, no por él.
– Es que no sabes el shock tan grande, además ve los papeles, es un estafador profesional.
– Pero sus días de vividor han terminado.
– Eran todos mis ahorros Pedro, tengo muchísimas deudas.
– No te preocupes por eso, yo te ayudaré a cubrirlas.
– No, de ningún modo lo voy a permitir, te lo agradezco, pero no es justo que tú pagues por mis errores.
– Para eso estamos los amigos y yo estoy en deuda contigo.
– Ni lo menciones, sabes que eres otro hermano para mí.

La seguí abrazando y cuando se quedó dormida la llevé a su habitación, yo también estaba en shock, nunca me hubiera pasado por la mente que Matías tuviera esos gustos, lo había visto infinidad de veces con chicas en la universidad, jamás le noté nada extraño, ¿sería reciente su cambio?, ¿o simplemente era bisexual? Hablaría con él, esto no se podía quedar así.

Estaba acostado al lado de Jennifer viéndola dormir cuando de pronto una imagen vino a mi mente, el rostro de la chica de la noche anterior, me pregunté que estaría haciendo, si también ya estaría dormida, ¿volvería a verla?, pero, ¿por qué pensaba en ella?, eso no estaba bien, ¿acaso rompería las reglas esta vez?, cerré los ojos tratando de dormir.
Cuando desperté, Jennifer ya se había ido a trabajar, me dejó una nota en la mesa de noche diciéndome que me sintiera en casa y desayunara lo que quisiera, me levanté y me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador y saqué un bote de leche, me serví en un vaso y después tomé las galletas del anaquel de arriba, me senté frente a la mesa y al terminar le marqué a James y lo cité a las seis en el restaurante del Rose Imperial.

Después fui a mi departamento, me bañé, me arreglé y luego fui a la oficina a ver qué pendientes tenía. A las dos almorcé con Jennifer, me dio gusto verla más tranquila, eso siempre se lo había admirado, no se clavaba mucho tiempo en las emociones, las vivía al máximo y en poco tiempo las hacía a un lado.

Más tarde me dirigí al Rose Imperial, pasé a saludar a Jane y me quedé poco más de una hora platicando con ella y su mamá, estaban tan felices y agradecidas las dos, me alegraba poder contribuir con esos momentos. Iba saliendo de su habitación cuando el celular sonó, era un poco temprano para esas llamadas, sin embargo, lo saqué y miré sorprendido el número, una sonrisa se dibujó en mis labios al ver de quien se trataba.

– Hola.
– ¿Estás libre esta noche? – me sorprendió escuchar su tono sensual y me gustó.
– Sí, te veo en el mismo lugar a las ocho, ¿te parece?
– ¿No podría ser más temprano?, ¿a las 6:30? – ¿por qué querría verme más temprano?, ¿tendría algo que hacer más tarde?
– Lo siento, me es imposible a esa hora – otra razón más para querer golpear a Matías.
– Ok, entonces a las ocho – respondió un tanto desilusionada.
– A las ocho, en el lobby, cerca de los elevadores.

Colgué porque se habían abierto las puertas del ascensor y entré, presioné el botón de planta baja y sonreí ante la expectativa del encuentro nocturno, no estaba muy seguro si volvería a buscarme y no imaginé que llamara tan temprano, de haberlo sabido hubiera citado a James a la hora del almuerzo, pero pensaba llamarla yo después de terminar de arreglar ese asunto, quería volver a verla antes de ir a pasar el fin de semana a casa de mis padres.

2 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! Me encanta leer la conexión inmediata que hubo entre ambos, saber que Pedro sintió lo mismo que Pau!

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  2. Jajajajajaja, espectaculares los 2 caps Naty.

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