domingo, 8 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 79

Me dió un beso presionando fuerte mis labios y salió de mí, nos subimos rápidamente los pantalones y salimos de ahí, tratando que nadie se diera cuenta que lo hacíamos del mismo baño, tomamos de nuevo nuestros asientos y me abrazó, después se separó un poco y sacó una hoja de su pantalón.
– Casi se me olvidaba, toma, repasa esto porque vas a ayudarme a darles una sorpresa a Luciana y Gastón – dijo entregándomela y la empecé a leer.
– ¿Es una canción? – pregunté con pánico ante la idea de la sorpresa.
– Sí, la cantaremos en el ensayo de la boda.
– Oh no Pedro, no habrá manera de que me hagas cantar frente a tu familia.
– Oh sí lo harás Paula, no quiero adelantar mi discurso de mañana de la recepción oficial, así que hoy cantaremos.
– No, de ninguna manera.
– ¿Ni por qué te lo pido yo? – dijo rozando mi nariz con la suya.
– ¿Te lo mereces? – repliqué tratando de no caer en su encanto.
– Tal vez no, pero entonces, hazlo por Luciana, no se lo espera y le encantará.
– Me da vergüenza cantar en público – finalmente acepté.
– Pero, lo haces muy bien, en serio, además, yo no soy cantante profesional tampoco – señaló acariciando mi mejilla con las yemas de sus dedos.
– Pero, estoy segura que cantas mejor que yo.
– Claro que no, anda corazón, por favor.
– Pero, Pedro, sólo he cantado en la ducha.
– Y te repito que no lo haces mal – me dio un suave beso en los labios – piensa que es un regalo para mi hermana pequeña, anda dí que sí.
– Lo voy a pensar, ¿ok?
– Está bien, por ahora me conformo con eso.
Terminé de leer la canción y era realmente hermosa, todo lo que decía yo lo sentía por Pedro, a pesar de sus arranques de celos, entonces, me entró la curiosidad por conocer la historia de amor de Luciana y Gastón.
– Pedro, está canción es preciosa.
– Yo la escribí – dijo muy orgulloso.
– ¿En serio? – pregunté más que sorprendida.
– Sí, ahora que estuve en Europa, en mis ratos de soledad.
– Y por cierto, ¿cómo fue que se conocieron Luciana y Gastón?
– Por Rosa, es su hermana, ella y Federico estuvieron juntos en la preparatoria y se hicieron novios, pasó con nosotros una Navidad y Gastón la acompañó, la chispa surgió a primera vista, esa semana no se separaron ni un momento Luciana y él, pero eran muy jóvenes los dos, después se dejaron de ver un tiempo y cuando volvieron a reunirse se hicieron novios, luego ella se fue a París y él la esperó, en cuanto regresó le pidió matrimonio y de inmediato empezaron con los preparativos, ¿te acuerdas que cuando nos conocimos te dije que no estaba disponible el fin de semana?

– Por supuesto que lo recuerdo – respondí mientras me ruborizaba, me habían pasado mil rollos por la cabeza por su ausencia y aparte había hecho su extraña sugerencia.
– Ese fin de semana fue cuando hicieron formal su compromiso, así que tuve que volar a Seattle para estar presente.
– Yo pensé que… eras casado y tenías que estar con tu familia.
– ¿En serio pensaste que era casado?
– Sí, eran tan raras esas reglas que pensé que las tenías por temor a que tu esposa descubriera tu secreto.
– Ay corazón, tienes una mente muy creativa, pero te equivocaste, sí estuve con mi familia, pero con mis padres y mis hermanos.

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