jueves, 19 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 114

Luciana y yo entramos a la casa, estuvimos compartiendo con los invitados y de nuevo sentía las miradas aniquiladoras de Maggie, antes me hubieran halagado, hoy me molestaban. La reunión siguió un par de horas más y después se fueron yendo todos. Subí a mi habitación y le coloqué el seguro, esa niña no se daría por vencida tan fácil y yo no iba a permitir que quisiera perjudicarme ante mi familia.

A la mañana siguiente bajé a desayunar y me alegró ver únicamente a mi familia, ya que Luciana y sus amigas habían decidido ir a un restaurante. Le di un beso en la cabeza a mi madre y después una palmada en el hombro a mi padre y a Federico mientras que a Rosa le di un beso en la mejilla y me senté frente a mi madre. El desayuno transcurrió de lo más tranquilo, les platiqué sobre Jane, quien seguramente ahora ya estaba en su casa y mi madre me tomó de la mano, orgullosa de mi gesto. Rosa nos contó sobre la nueva campaña que estaba haciendo de un perfume y que a la semana siguiente estaría en un desfile de modas de Victoria Secret. Federico le aseguró que estaría en primera fila cuidándola para evitar que alguien se quisiera propasar con ella. Su esposa se rió, lo abrazó y le dio un beso en los labios, seguían pareciendo recién casados y, por primera vez en mi vida, tuve envidia de mi hermano por su relación de pareja.

Llegué a Nueva Jersey a las seis de la tarde, saqué el celular de la mesa de noche y lo encendí, tenía varios mensajes de voz y escritos, ninguno de ella, pero como iba a buscarme si yo mismo le había dicho que estaría ocupado hasta el lunes y era domingo. Moví la cabeza y me metí a bañar.

El lunes tuve una junta muy temprano, estábamos viendo la posibilidad de extendernos al extranjero y ya se había adquirido un gran terreno en Londres para la construcción de un nuevo hotel, el primero que se construiría, así que nos turnaríamos para ir a supervisar como marchaban las cosas.
Por la tarde almorcé con Jennifer y le conté como había estado la fiesta, se lamentó no haber podido ir pero había sido el cumpleaños de su hermano y había viajado para celebrarlo con el, así que se fueron a un bar en compañía de amigas y amigos de el.

Estaba en mi oficina un tanto desesperado, eran como las seis la tarde y miraba el celular esperando que sonara en cualquier momento, esperaría hasta las 7:30 y si ella no me llamaba, yo lo haría, no podía esperar otro día para verla. A la media hora sonó y era número restringido, dude en contestar, pero finalmente lo hice, cuando me di cuenta que no era ella dije que esa noche no podía, sonó tres veces más y repetí el procedimiento, no me interesaba ver a otra chica que no fuera ella.

Poco después de las siete la llamada que había estado esperando, casi todo el día, llegó. Sin saber porque había guardado su número con el nombre de “ángel”, simplemente había sido la primera palabra que se me ocurrió. No duramos mucho hablando, quedamos de vernos a las ocho en el hotel, así que apagué la computadora y salí de la oficina. Bajé velozmente al estacionamiento y me sorprendió ver a Matías recargado en mi auto.

– ¿Qué quieres? – pregunté serio y molesto.
– Vengo a decirte que ya no tienes que preocuparte por Chace.
– ¿Tan rápido lograste meterlo a la cárcel? – pregunté quitándole la alarma al auto. – No, está muerto.
– ¿Qué? – exclamé más que impresionado y lo miré estupefacto, no podía creer que desconociera tanto a Matías, jamás me imaginé que fuera capaz de llegar a ese extremo con tal de que su imagen no fuera dañada.
– No me mires así, yo no tuve nada que ver, fue cosa del destino.
– ¿Qué fue lo que pasó?
– No se dio cuenta que su auto se quedó sin frenos así que se estampó en un puente, lo rescataron con vida, pero al parecer en el hospital hubo una equivocación, no supieron que era alérgico a un medicamento y eso fue lo que le ocasionó la muerte sin que pudieran evitarlo – explicó como si me estuviera dando el estado del tiempo.
– Era un mal nacido, pero tampoco era para desear su muerte.
– Creo que tenía muchos enemigos, cuando se es estafador, ese es el riesgo, ¿puedes darme las fotos, por favor?
– Están en mi departamento.

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