domingo, 15 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 101

– Era broma, sé que puedo confiar en tí y no te voy a prohibir que hagas las cosas, sé que no necesita viajar tu novio para que te portes mal, sólo cuídate y siempre piensa en las posibles consecuencias.
– Eso hago, teniendo de padre a un doctor no puede ser de otra manera, recuerda:
– ¡¡¡Prevención!!! – exclamamos los dos al mismo tiempo y nos largamos a reír.
– Cuenten el chiste, ¿no? – dijo Federico acercándose a nosotros.
– ¿Cuál es la frase predilecta de papá? – preguntó Luciana divertida.
– La medicina debe ser preventiva no curativa, así que ante todo prevención – respondió en tono ceremonioso y volvimos a reírnos – por cierto hermano, te tengo un regalo de graduación, está en tu habitación, vamos.
– Ay yo quiero ver que es – exclamó Luciana.
– Es cosa de hombres, tú no puedes venir.
– Ash, me chocan cuando hacen su club de Tobi, voy con Gas.

De inmediato pensé en el regalo de Matías, pero a pesar de que mi hermano estaba un poco chiflado no lo creía capaz de meter en la casa a una mujer, me reí para mis adentros, él se dio cuenta y me miró con cara de interrogación, pero yo moví la cabeza negativamente como diciéndole que no era importante.

Subimos las escaleras y caminamos rumbo a mi habitación, como siempre era la última del pasillo. Entramos y en la cama había una caja, yo lo miré y me pidió que la abriera, así que eso hice y me encontré con que se trataba de una dotación de preservativos.

– Acabo de firmar un contrato para ser la imagen de esa marca durante cinco años, así que me estarán surtiendo de este material, pero yo ya no los necesito y conociéndote, sé que te harán falta.
– Gracias hermano, no me esperaba que de esto se tratará.
– Recuérdalo siempre: ¡prevención!

Nos reímos una vez más y después bajamos. La fiesta siguió, comimos y después me puse a platicar con Jennifer.
– Cuéntame de tu trabajo.
– Estoy feliz, seré maestra de una secundaria, la más prestigiada de Nueva Jersey.
– ¿Te mudarás a Nueva Jersey? – pregunté sorprendido.
– Sí, ¿tú crees?, en un mes tengo que estar allá.
– Felicidades – exclamé y la abracé.

Como a las diez de la noche el tío Gabriel empezó a reclutar a todos los hombres. Federico no estaba muy seguro de acompañarnos, pero finalmente lo hizo. Gastón estaba nervioso porque acababa de cumplir la mayoría de edad y sería la primera vez que iría a un lugar de ese tipo.

Llegamos y nos sentamos en una mesa al lado de la pista, la primera chica que salió era una morena, hermosa y muy bien dotada de todas las partes de su cuerpo, la segunda fue una rubia impresionante y cuando salió la tercera ya teníamos varias copas encima. De pronto, la morena se acercó y me tomó de la mano, me llevó a un privado y me hizo un baile exótico y demasiado sensual, la única condición era no tocarla, ¿y qué se supone que haría si me estaba excitando?

Llegamos a la casa a las cuatro de la madrugada, yo estaba demasiado cansado, entre el viaje, la fiesta y el alcohol, en cuanto puse la cabeza en la almohada me quedé profundamente dormido. Cuando desperté. como a mediodía, tenía una erección, la morena había hecho muy bien su trabajo y había tenido un sueño húmedo de esos memorables que despiertas con la sangre hirviendo, tuve que acariciarme para tranquilizarme un poco, aunque no era lo mismo que hacerlo con una mujer, pero al menos calmaba las ansias.

Por la tarde llevaron mis cosas y empecé a desempacar. Cuando terminé recibí un mensaje a mi celular, de  Matías , donde me decía que sí me acompañaba a París y entonces, recordé su famoso club o sociedad secreta y dadas las circunstancias de la noche anterior, viendo bailar a despampanantes mujeres desnudas y sin poder tocarlas me sentía bastante inquieto, así que busqué el número que me había dado mi amigo y lo marqué, una hermosa y sensual voz me respondió.

– ¿Estás libre esta noche? – pregunté también en tono sensual.
– Sí, ¿en dónde te veo?
– ¿Te queda cerca el hotel Saint Regis?
– Sí, te veo en media hora en el bar, traigo un vestido negro, con una abertura de lado.
– Entendido, en media hora te veo.

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