viernes, 20 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 117

– Oh sí, así – exclamé entre gemidos sin poder evitarlo.
– ¿Te gusta? – preguntó en un tono apenas audible.
– Sí, sigue, no te detengas.

Me estaba volviendo loco y llevándome al extremo, sus movimientos seguían lentos, provocando un roce de lo más exquisito, empezó a subir y bajar mientras llevaba sus manos a sus cabellos acariciándolos sensualmente, yo puse mis manos sobre su cadera y se la apretaba al compás de su ritmo, de pronto se detuvo y entonces la hice acostarse, era mi turno de llevar el control y la embestí con fuerza en tanto nuestros labios se rozaban y sentía su tibio aliento inundar mi boca y llegar hasta la garganta. Seguí haciéndola mía sin quitarnos la vista de encima, como disfrutaba de su rostro retorcido por el placer que yo le proporcionaba. Abrazó mi espalda con sus piernas y los movimientos se volvieron aún más intensos al igual que sus gritos y volvimos a llegar juntos al orgasmo, me dejé caer sobre su cuerpo aspirando el olor de su sudor y del sexo mismo que flotaba en al aire.

– Eres fantástica – dije en voz baja en su oído.
– Y tú eres único – exclamó aún con la voz retorcida de placer.

Esas palabras me encantaron, me daba cuenta como gozaba, pero que me lo hiciera saber con palabras era grandioso. Me acosté a su lado, no tenía prisa por irme, no como en otras ocasiones, exhalé fuertemente y de reojo la ví sonreír satisfecha, sabía perfectamente que ella era la causante de esas exhalaciones a causa del magnífico sexo que compartíamos.
Cerré los ojos unos instantes mientras mi respiración volvía a su ritmo normal y me quedé dormido unos minutos. Cuando desperté me di cuenta que ella también dormía, así que me levanté, me quité el condón y me vestí. Salí de la habitación tratando de no hacer ruido para evitar que se despertara, mientras caminaba por el pasillo se me ocurrió hacerle saber lo estupenda que había estado la noche así que me dirigí a la oficina del gerente, no quería escribirle la nota a mano. Toqué la puerta y en seguida me abrió.
Buenas noches Arthur, necesito hacer algo en la computadora, ¿me permites?
– Por supuesto Pedro, faltaba más, mientras voy a la recepción.

Tenía abierto Word, así que di click en nuevo documento y escribí en letras grandes: “Espero que hayas disfrutado de la comida tanto como yo”. Lo mandé imprimir y al leerlo me percaté que había escrito mi nombre, dudé, pero finalmente se lo quité y lo imprimí otra vez, luego cerré el documento sin guardarlo. Subí nuevamente a la habitación y dejé la nota sobre la mesa, me acerqué unos instantes a mirarla, estaba acostada de lado.

– No te vayas – dijo entre sueños.

¿Acaso estaba soñando conmigo?, ¿sería posible que pensara en mí durante el día? Moví la cabeza y salí otra vez silenciosamente y me fui directo a mi departamento con una sonrisita en la cara. Me bañé y después me acosté, inmediatamente me quedé dormido.

Al día siguiente tuvimos un curso en la oficina, se trataba sobre tomar riesgos, claro enfocado al ambiente empresarial, pero muchas cosas me llegaron de forma personal, así que al salir decidí mandar por un tubo las reglas, finalmente no las había creado yo, no había un contrato de por medio y tenía la plena libertad de decidir si quería seguir perteneciendo a esa sociedad o no. En cuanto estuve en mi oficina tomé el teléfono y llamé a un amigo que trabajaba en una compañía telefónica.

– Hola Pedro, ¿cómo estás? – exclamó amablemente.
– Bien Ethan, ¿y tú?
– También, gracias, ¿en qué puedo ayudarte?
– Necesito que me investigues el nombre de una persona, por favor, tengo su número de celular.
– Por supuesto, mándamelo por mail y en una hora te tengo el dato.
– Gracias, ¿crees que puedas hacer una investigación más profunda?
– ¿Qué más necesitas saber?
– Todo lo que se pueda, dirección, edad, ocupación, con quién vive, la mayor cantidad de información posible.
– Eso no lo puedo hacer yo, pero conozco a alguien que sí, sólo que llevará unos días, déjame le pregunto y te aviso, ¿ok?
– Está bien, mientras tanto envíame el nombre, por favor.
– En una hora lo tendrás y también la respuesta de cuándo podré hacerte llegar el resto de la información.
– Gracias amigo.
– De nada, cuando quieras.

2 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! Me encanta leer lo enganchado que estaba con ella y como se iba dando cuenta de lo distinto que se sentía con Pau!

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  2. Ayyyyyy, qué lindos caps. Pedro ya está re enganchado con Pau.

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