martes, 10 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 83

– Esta canción es dedicada a los novios, espero que les guste, creo que refleja lo que siente cada uno por el otro – empezó a tocar y en la nota precisa comenzó a cantar.
Junto a ti no conozco el miedo
No hay camino que yo no pueda andar
Junto a tí
Junto a tí es tanto lo que siento
Que mi pecho está a punto de estallar
Junto a tí
Y es tan lógico que mi corazón
No me pide ninguna explicación

Me indicó mi entrada

Junto a tí yo me siento libre
Sé que puedo crecer cada vez más
Junto a tí
Junto a tí nada es imposible
Porque todo se ve con claridad
Junto a tí
Y es tan lógico que mi corazón
No me pide ninguna explicación

Ambos:

Este amor es tan real
Como ver y respirar
Y nos hace fuertes
Más allá de toda la gente
Y del qué dirán
Este amor es tan real
Como el agua y como el mar
Y nos da respuestas
Sin dudar a cada pregunta
Con seguridad

Yo:
Junto a tí no conozco el miedo

Pedro:

Porque todo se ve con

Ambos:

Cla–ri– dad.

Fuimos acercándonos mientras cantábamos y al terminar estábamos tan juntos que nuestras narices se rozaban, me olvidé de todo, sólo estaba concentrada en la letra de la canción y en su mirada fija en la mía, creo que hasta me había olvidado de respirar.
 – Junto a tí quiero estar el resto de mi vida – musitó Pedro en mi oído– soy capaz de cruzar el Atlántico nadando sólo para llegar a ti, estoy profunda y totalmente enamorado de tí, Paula Chaves– añadió y me quedé sin habla.
Los aplausos fueron los que me devolvieron a la realidad y sonreí recordando donde y con quienes estábamos. Pedro me dio un dulce beso en los labios ante el grito de todos los presentes y nos levantamos y regresamos a la mesa.
Nos felicitaron por la canción, Luciana estaba sumamente emocionada y nos abrazó agradeciéndonos el momento, yo estaba en shock por las palabras de Pedro, no me las esperaba. Estuvimos platicando un rato más y Ana nos dijo que a la mañana siguiente nos esperaban a las 9:30 para desayunar. Poco a poco se fueron yendo todos hasta que nos quedamos solos Pedro y yo.
Me tomó de la mano y caminamos al piano, nos sentamos en el largo banquillo. Empezó a tocar una dulce y sensual melodía mientras yo lo miraba, al terminar me besó humedeciendo primero mis labios hasta que su lengua alcanzó la mía y se unieron en una sincronía perfecta de movimientos, en tanto su mano subía por mi costado levantando un poco el vestido para luego posarse en uno de mis senos que acarició al tiempo que su lengua recorría mi cuello. Cerré los ojos sintiendo como mi pulso y mi respiración se elevaban.
– Pedro, alguien puede vernos – dije al sentir su mano en mi entrepierna.
– Eso tiene solución.
Se levantó y puso el seguro en ambas puertas y corrió las cortinas del lado que daba a la terraza. Volvió a sentarse a mi lado con sus piernas a los costados del banquillo me rodeó por la cintura y comenzó a besar mi hombro.
– Pedro, estamos en tu casa y tu familia también.
– Tranquila, nadie se dará cuenta te lo aseguro, pronto estarán dormidos.
– Mejor vamos a la recámara.
– Después iremos, te dije que esta noche no dormirías – susurró en mi oído mientras con la punta de su lengua recorría mi oreja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario