domingo, 22 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 123

Facundo regresó y se sentó frente a mí, me entregó todos los papeles que debía firmar y volvió a llegarle otro mensaje a su celular, al ver la expresión de alegría de su rostro decidí arruinarle sus planes, ya sea que fueran con Paula o con la “princesa”.

– ¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche?, para celebrar el cierre del negocio.
– Claro, me parece estupendo – aceptó de inmediato.
– Acaban de inaugurar un restaurante de comida italiana en el centro, ¿qué tal si nos vemos ahí a las ocho?
– Genial.
– Puedes llevar a tu novia si gustas, yo iré con una amiga.
–Me gusta la idea, de acuerdo, entonces nos vemos en la noche – me tendió su mano.
– Un placer hacer negocios contigo, Pedro.
– Ya lo creo – respondí estrechándosela con una sonrisa sarcástica.

En cuanto salí de ahí le llamé a Jennifer, había encontrado la forma de devolverle el golpe a Paula, le iba a mostrar lo que yo sentí cuando la vi con su noviecito y mi mejor amiga me ayudaría con eso.

– Hola baby, ¿cómo estás? – respondió entusiasta como siempre.
– Bien niña, ¿y tú?
– También, ¿a qué debo el honor de tu llamada?
– Quiero invitarte a una cena de negocios que tendré hoy.
– Genial, ¿alguno de los invitados está soltero y disponible?
– Temo decirte que no, pero aún así, ¿puedes ponerte muy bonita?, por favor, uno nunca sabe con quién se pueda topar en un restaurante.
– ¿De casualidad hay alguna razón oculta para que quieras que me arregle con esmero?
– No, por supuesto que no, sólo iremos a cenar con un corredor de bolsa y su novia.
– Ok, ¿a qué hora pasas por mí?
– A las 7:30, puntual, ¿eh?, sabes que no me gusta esperar.
– Sí mi general, a esa hora estaré lista y guapísima, claro que eso no me costara ningún trabajo, jajaja.
– Ay niña, te veo más tarde, te mando mensaje cuando esté afuera de tu edificio.
– Ok, besos.
Dentro de mí había cierto entusiasmo por la posibilidad de ver a Paula esa noche, sobre todo por ver la expresión de su rostro cuando supiera que conocía a Facundo y la que haría al verme con Jennifer, quería comprobar si yo le importaba, aunque fuera un poco, para así tomar una decisión sobre lo que haría más adelante.

Pasé por Jennifer y se veía realmente bien, debía reconocer que mi amiga era muy guapa y cuando se arreglaba minuciosamente lucía mucho mejor. En el trayecto al restaurante me estuvo platicando sobre su día, había llegado un nuevo profesor a su escuela y al parecer había surgido un clic entre ellos. Llegamos al lugar y aún no estaba Facundo, así que pedí una mesa cercana a la puerta para que me localizara fácilmente, mi corazón empezó a latir más aprisa por la esperanza de verla, pero el entusiasmo me duró poco cuando vi que Facundo entraba solo.

– Buenas noches, disculpen el retraso, me entretuve en la oficina.
– No te preocupes, diez minutos no es nada, te presento a Jennifer Carrillo, mi mejor amiga, él es Facundo Pieres, mi corredor de bolsa.
– Encantado de conocerte Jennifer – dijo tomándole la mano y dándole un beso en la misma.
– Igualmente Facundo.
– Mi novia se disculpa por no poder acompañarnos, pero mañana tiene un evento de su trabajo y aún sigue en la oficina ultimando detalles.

Le dí una sonrisa fingida mientras se sentaba, el mesero se acercó y pedimos la cena. Facundo estuvo platicando sobre su vida laboral, era un ególatra de lo peor y le encantaba fanfarronear con lo bueno que era en su trabajo, al que según él le dedicaba gran parte de su tiempo, ahora comprendía porque Paula tuvo que recurrir a mí, seguro la tenía abandonada en el plano sexual, sobre todo si esa parte se la dedicaba a su “princesa”. Después de dos horas y media salimos de ahí, pasé a dejar a Jennifer a su departamento y luego me dirigí al mío.

El viernes llegó rapidísimo, es increíble la forma en que se pasa el tiempo cuando está uno concentrado en el trabajo, era lo único que me quedaba por hacer si quería evitar pensar en Paula, no entendía que me había hecho esa mujer para tenerme así, actuando como un vil psicópata que quería saber todo de ella y entrar en su vida de alguna forma que no fuera por las llamadas que, por cierto, seguían sin llegar. En eso estaba cuando sonó el celular y lo tomé con la esperanza que fuera ella pero no, sin embargo, contesté, necesitaba distraerme y relajarme, así que quedé de verme, una hora después, con esta desconocida.

2 comentarios:

  1. buenisimos los 3 pero estoy ansiosa por leer que opina Pau de los relatos de Pedro

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  2. Muy buenos capítulos! Ya quiero saber lo que piensa Pau también!

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