lunes, 30 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 153

Otra noche nos encontrábamos frente a la web cam y de inmediato noté su cara de angustia, jugaba con sus manos y evitaba mirarme, me sonreía, pero sus ojos lucían apagados.

– Pau, ¿qué te sucede? – pregunté preocupado.
– Nada, ¿por qué? – respondió evasiva.
– Porque estás visiblemente nerviosa y asustada, ¿qué pasa?, dímelo con confianza.
– Es que – guardó silencio y se mordió el labio – Pedro… tengo un retraso, debí tener mi período un día después que te fuiste, ya han pasado diez y nada…
– ¿Eso significa que puedes estar embarazada? – exclamé sorprendido.
– Sí… no nos cuidamos, hace mucho que dejé de tomar pastillas y…
– Tranquila corazón, no tienes nada de qué preocuparte, no estás sola, me tienes a mí, yo no voy a dejarte sola, un hijo tuyo sería un regalo, un pedacito de tí y de mí.
– Que cosas dices Pedro – exclamó sonrojada.
– Es la verdad, ¿no te gusta la idea?
– No es eso… aún no me siento preparada para esa responsabilidad, un hijo no es un juguete, es algo para toda la vida y siento que todavía no soy capaz de cuidar y educar a alguien.
– Nadie nace sabiendo eso Pau, se aprende con el tiempo, ¿por qué no te haces la prueba para salir de las dudas?
– Me asusta.
– Pero no puedes estar angustiada pensando si estás o no embarazada, no te van a salir antenitas para saberlo, tienes que confirmarlo y, por favor, piensa que yo te apoyaré al 100%, ¿ok?, jamás evadiré mi responsabilidad, es algo que hicimos los dos y nos haremos cargo los dos, te quiero, recuérdalo.

Me respondió aliviada con una sonrisa. Esa noche casi no pude dormir pensando en esa posibilidad, hasta pensé en Federico, la cara que pondría al enterarse que yo sin estar casado sería papá, en cambio él seguía sin heredero, una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro imaginando su reacción. Mis padres seguro nos apoyarían y Luciana sería la más feliz, a cada rato le preguntaba a Federico y Rosa cuando la harían tía, así que su sueño se vería cumplido por mí.

Si a Pau le tranquilizaba, le propondría que nos casáramos, aunque fuera algo sencillo e íntimo, moví la cabeza, ¿en qué momento mi vida y mis pensamientos habían cambiado tanto?, hace no muchos meses yo era todo un Don Juan, un Casanova, un Valentino y ahora estaba pensando en comprar pañales, en efecto, Pau  había llegado a voltear mi vida de cabeza y había sido lo mejor que me había pasado, ella había descongelado mi corazón y logrado que volviera a latir por amor.
Ese día anduve ansioso en todo momento, así que cuando ví que era una hora prudente en Nueva Jersey le marqué a Pau , me contestó y me dijo que la prueba había salido negativa, que sólo había sido una falsa alarma, mis planes se desvanecieron, pero, ya habría tiempo para eso, las cosas llevaban un orden, aunque no era reglamentario, nos casaríamos en un futuro y cuando ella se sintiera lista vendrían los hijos.
Al fin había llegado el ansiado día en que volvería a estar con mi Pau, me encontraba en el taxi camino a su departamento, para luego irnos al aeropuerto y volar a Miami. En cuanto me abrió la puerta se arrojó a mis brazos y nos fundimos en un beso frenético, cargado de emociones, como añoraba sus besos, sus caricias, había sido muy divertido el jueguito de la web cam, pero nada comparado con tenerla en la realidad, embriagándome con su sabor y disfrutando de su olor, la pañoleta lo había ido perdiendo paulatinamente, estar entre sus brazos era mi paraíso personal y que ganas de hacerla mía, de hacerle el amor, sin embargo, teníamos un vuelo que tomar.

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