miércoles, 11 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 88

– Tanya era una pariente lejana, su familia pasaba con nosotros todas las navidades y desde niños ella y Pedro fueron muy unidos, hasta que él le pidió que fuera su novia cuando ambos tenían catorce años, se adoraban, pero ella una vez me confesó que Pedro jamás se lo había dicho, que era súper tierno y amoroso, sin embargo, no había pronunciado te amo, yo se lo sugerí a él y cuando cumplieron un año de novios finalmente él le dijo las dos palabras, esa foto es de ese día – hizo una pausa y suspiró con tristeza – a la mañana siguiente, que ella iba a la escuela, la atropellaron y murió instantáneamente porque se golpeó la cabeza en el filo de la banqueta.
– Que terrible – exclamé acongojada.
– Jamás he visto llorar a mi hermano como esa vez, quedó totalmente destrozado, incluso cayó en un estado catatónico, dejó de comer, de hablar y de dormir muchos días, diario iba al panteón y era el único momento en el que hablaba, le decía una y otra vez que la amaba, mis papás estaban muy asustados, temían lo peor, Pedro se estaba dejando morir de a poco y no aceptaba la ayuda de nadie.
– ¿Y entonces qué fue lo que lo ayudo a superarlo? – Jennifer, ella era nuestra vecina y desde niños jugaban, incluso ella se quedaba a dormir en nuestra casa y él en la de ella, hasta llegaron a salir juntos, con sus respectivas parejas, cuando pasó la tragedia, Jennifer estaba en Canadá y al regresar se encontró con un zombie y se propuso sacarlo adelante, lo consolaba cuando lloraba, le compró libros  y se los leía, lo obligaba a comer, a hablar, a salir, hasta a dormir y afortunadamente Pedro se dejó ayudar por ella y poco a poco lo fue superando y volvió a ser él aunque no igual, cuando entró a la preparatoria empezó a salir con una y otra chica, pero sin engancharse de ninguna, supongo que le daba miedo volver a tener una pérdida, así que jamás volvió a tener novia, hasta ahora que anda contigo.
– Dios, cuanto debió sufrir, pobrecito – miré hacia el techo afligida – ahora comprendo porque es tan unido a Jennifer.
– Sin ella Pedro no estaría aquí, yo hasta llegué a pensar que se casarían algún día.
– Bueno, nadie sabe lo que pasara en el futuro, aún son jóvenes ambos.
– Pau, me extraña muchísimo que digas eso, Pedro te adora, se nota a simple vista por la forma en que te mira, no había tenido una novia en doce años y ahora estás tú aquí, con su familia, nunca llevó a la casa ni siquiera a amigas y aunque yo te haya invitado, en ese momento él no tenía ninguna razón para traerte, además la canción que cantaron ayer, a pesar que nos la dedicó a Gastón y a mí, estoy segura que la hizo pensando en su amor, no en el mío, le agradezco el detalle, sin embargo, esa canción era para ti, no sé como lo lograste, pero con la única mujer que Pedro quiere estar es contigo, a Jennifer la quiere mucho, pero como hermana, he visto como se tratan y a ella jamás la mirado como a ti, así que no seas tontita, él sólo se casará contigo.
– Pero… ¿Pedro y Jennifer alguna vez tuvieron algo que ver?
– Creo que sería mejor que yo te respondiera esa pregunta – exclamó Jennifer desde la puerta.
– Hola Jen, ¿cómo estás?
– Bien Luciana, gracias, Pau que gusto de verte – le medio sonreí avergonzada
– ¿así que quieres saber si Pedro y yo anduvimos? – dijo entrando a la recámara.
– Luciana acaba de contarme lo de Tanya y cómo ayudaste a Pedro a salir adelante.
– Además de que has visto como nos tratamos, ¿no? – asentí con la cabeza
– está bien, te contaré la verdad – se sentó al lado de Luciana– cuando teníamos 17 años, en una fiesta jugamos botella, alguien me puso de “castigo” besarlo durante minuto y medio y yo encantada lo hice, porque sí, Pedro me gustaba desde que me acuerdo, pero en ese beso comprendí que éramos como hermanos, que no había química entre nosotros como pareja y cuando lo platicamos, ambos estuvimos de acuerdo, olvidamos ese beso y seguimos siendo confidentes como hasta ahora, ¿aclarada la duda?
– Sí, pero… dan la impresión de ser amigos con derechos.
– Es una táctica que usamos ya sea para alejar a alguien o confirmar si le interesamos.
– ¿O sea que están confabulados para cortar las expectativas si alguien no les gusta y si les interesa otra persona lo hacen para darle celos?
– Suena medio perverso, pero sí, le he espantado a varias y él a mí a algunos tipejos.
– ¿Entonces tú ya sabías de mí desde antes que nos descubrieras?
– Sí.
– Hija, acaban de llegar el estilista y el maquillista – anunció Ana.
Yo me quedé de una pieza, ahora comprendía muchas cosas y porque ella había cambiado su actitud hacia él de repente, Pedro quería corroborar mi interés por él, pequeño tramposo, entonces me pregunté desde cuando él había roto la tercera regla. Me sacaron de mis pensamientos cuando me dijeron que sería la primera que arreglarían, ya que Jennifer dijo que tenía que bañarse y Luciana tenía que vestirse antes de que la peinaran.

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