viernes, 27 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 141

Cuando terminamos de comer, Paula fue al baño y me le quedé viendo discretamente. Un par de minutos después yo también fui hacia allá, afortunadamente las puertas de ambos estaban una frente a la otra y era poca la distancia que las separaba, así que entré al de hombres y estaba vacío, esperé en la puerta y al momento que ella salió, la jalé y la metí a uno de los compartimentos.

– ¿Qué te pasa?, ¿estás loco? – exclamó sumamente nerviosa.
– Ya sabes que sí, no puedo estar un minuto más sin besarte.

Iba a replicar, pero mis labios callaron los suyos por medio de un ansioso beso que ella me devolvió de la misma forma, mis manos recorrieron su cuerpo y se posaron en sus senos que empecé a masajear, su mano bajó a mi miembro que fue acariciando de a poco, mi lengua viajó a su cuello y se lo mordisqueé ligeramente, un jadeo escapó de sus labios y volví a besarla para evitar que alguien escuchara lo que estábamos haciendo, la adrenalina la sentía al máximo en mi cuerpo, era grandioso hacer cosas prohibidas con ella, como ahora, en un baño público y con el novio cerca.

– ¡Pedro! – exclamó Jennifer tronando sus dedos en mi cara sacándome de la ensoñación – reacciona .- agregó y me percaté que no me había levantado de la mesa.
– Perdón, ¿qué decías? – ni siquiera tenía idea si era ella la que hablaba con Facundo.
– Que vayamos a comprar los boletos para el espectáculo musical y que mientras empieza podemos recorrer las tiendas a ver que compramos.
– Suena genial – respondí en automático tratando de recobrar el sentido de la realidad.

En cuanto Paula regresó, salimos de ahí para comprar los boletos del dichoso evento que empezaría dos horas después, las cuales se me hicieron eternas, sólo tenía una cosa en mente y me estaba desesperando, afortunadamente Jennifer me distraía, aligerando leventemente la tortuosa espera. Ni siquiera le puse mucha atención al espectáculo, miraba de reojo a Paula, un asiento nos separaba y yo moría por tocarla, por acariciarla y por besarla, pero tenía que seguir esperando a que llegáramos a la casa y aún no se me había ocurrido nada que decirle para volver a encontrarnos en el cuarto de lavado.
Cuando finalmente terminó el show fui el más feliz, durante el regreso a la casa fuimos comentando como había estado y una vez que llegamos, cada quien se fue a su respectiva habitación. Yo caminaba de un lado a otro en la mía y luego pegué la oreja en la puerta del baño y escuché ruidos, aunque no me quedaba claro quién era.

Me desvestí y sólo me quedé en bóxers, estaba por marcar el celular de Paula cuando decidí arriesgarme a asomarme al baño y la vi sin que ella se diera cuenta, regresé por un condón, luego entré y cerré la puerta cuidadosamente, puse el seguro de la que daba a su recámara, dejé el condón en el lavabo y me paré detrás de ella que se llevó un gran susto al verme ahí, alcancé a taparle la boca para ahogar el grito que emitiría y después le expliqué como había entrado ahí.

– Ahora sí enloqueciste por completo, Facundo está en la habitación de al lado – exclamó moviendo la cabeza un tanto asustada.
– ¿Y a poco no lo hace más excitante? – ya sentía la adrenalina recorriéndome.

Era excepcional tenerla al fin como lo había deseado durante todo el día, besándola, acariciándola, haciéndola mía, sintiendo su humedad, como su cuerpo vibraba ente el contacto con el mío, era mucho mejor que la pequeña fantasía que había tenido en el restaurante. Veía a través del espejo la expresión de placer de su rostro, lo cual hacía que el mío aumentara al verla disfrutar, como primero se mordía los labios y después chupaba mis dedos. Minutos después llegué a un exquisito orgasmo instantes antes que ella que me mordió los dedos para no gritar.

– Estuve esperando todo el día por esto, me trastornas Pau, cada día ansío más estar contigo – se lo hice saber y luego la besé apasionadamente.

Esa noche dormí mejor que la anterior, a pesar de las muestras de cariño entre Paula y Facundo me había dado cuenta que yo ejercía en ella un poder mucho mayor que él, casi estaba seguro que no lo amaba, al menos no como yo creía, yo la ponía nerviosa, se encelaba de Jennifer por verla conmigo y se entregaba a mí de una manera suprema, grandiosa y sin tapujos, sin importarle que él estuviera al lado.

A la mañana siguiente bajé a la cocina y me topé con una muy desagradable sorpresa, Paula y Facundo se estaban besando y de inmediato sentí como la ira me inundaba por completo, ¿cómo se atrevía a besarla?, ¿cómo ella lo permitía? Atiné a carraspear y rompieron el beso, pero permanecieron abrazados, Facundo agregó el comentario de que lo dejarían para después y de nuevo me dieron ganas de golpearlo, seguramente Paula lo notó y se separó de él, entonces le pedí las llaves del Volvo para que me dejara a solas con ella, en cuanto salió la sujeté del brazo.

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