miércoles, 25 de marzo de 2015

Una Cita con el Amor: Capítulo 133

Paula tenía una extraña expresión en el rostro que no me quedaba claro si era por la historia de la stripper o por la repentina invitación de Luciana, quien le insistió cuando vio que se rehusaba, en ese momento agradecí que mi hermana fuera tan empecinada para algunas cosas, después dijo que buscaría a Gastón y se alejó. Le hice otro comentario seductor a Paula que me miró desconcertada, en verdad no se esperaba que mi hermana la invitara a su boda y estaba intranquila porque le mentimos sobre donde y cuando nos habíamos conocido, entonces le expliqué como era Luciana y que no le veía mayor problema a ir a la boda.

– Se te olvida un pequeño detalle, yo tengo novio – tenía que recordármelo.
– Eso no es problema, tu novio seguramente tendrá un negocio que cerrar ese fin de semana – uno llamado “princesa”, estuve a punto de decirle, pero me contuve.

Y de nuevo me cuestionó sobre Jennifer, seguía creyendo que era mi novia y volví a aclararle que no era así, sin embargo, me lo rebatió y me aseguró que no iría a la boda, ¿acaso estábamos discutiendo?, ¿Jennifer le caía mal?

– ¿Estás celosa? – no pude evitar preguntárselo.
– Tú no tienes vergüenza de verdad.
– Eso no responde mi pregunta.
– Estoy tan celosa de Jennifer como tú lo estás de Facundo, ¿satisfecho? – bastante, pensé, porque si era así en definitiva estaba sumamente celosa.
– ¿Alguien dijo mi nombre? – dijo mi amiga acercándose.
– Con permiso, tengo que revisar cosas en la cocina – se excusó y se fue.
– ¿Qué le pasa? – me preguntó Jennifer.
– Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento – a propósito la llame así, sabía que Paula estaba escuchando y me gustaba que se pusiera celosa.
– ¿Vas a seguir mintiéndome Pedro? – exclamó mirándome seria.
– ¿Qué quieres que te diga? – evadí su mirada.
– La verdad, los he estado observando y me he dado cuenta de cosas muy interesantes, ¿por qué no confías en mí?, ¿crees que voy a juzgarte?, Pedro soy tu mejor amiga y lo único que te pido es honestidad, es lo que te he dado yo siempre.
– Está bien, sí la conozco desde antes del partido y… sí me gusta.
– ¿Y dónde la conociste? – por eso quería evitar esta plática, no podía decirle la verdad.
– Aquí mismo… en el bar, estaba sola y le invité un trago, platicamos, jamás mencionó que tenía novio y no me imaginé que resultara que yo lo conocía y que nos toparíamos en el estadio – inventé rápidamente esa historia.
– ¿Fue por ella por quien te emborrachaste aquella vez?
– No, todavía no la conocía cuando la borrachera – tuve que mentirle de nuevo.
– ¿No la conocías? – se cruzó de brazos nada convencida – ¿o fue cuando te enteraste que tenía novio?
– No la conocía todavía – aseguré esperando que me creyera.
– ¿Y qué hay entre ustedes?, porque ambos se desaparecieron como media hora.
– La verdad, no sé que hay entre ella y yo, no te negaré que nos hemos besado, pero como sabes, tiene novio y no hemos aclarado ese punto.
– La atracción entre ustedes es evidente Pedro y por lo poco que vi en el estadio, ni siquiera con su novio es tan intensa, además, creo que está celosa de mí.
– ¿En serio lo crees? – era mejor que alguien externo me lo confirmara.
– Te gusta de verdad, ¿no es así?, no es algo físico solamente, en realidad te interesa.
– ¿Por qué lo dices? – pregunté un tanto desconcertado.
– Porque se te nota y me da muchísimo gusto, al fin te estás abriendo al amor.
– Creo que exageras, aún es un poco prematuro hablar de amor.
– Tal vez, pero para allá vas – me abrazó – de corazón deseo que todo salga bien, no me gustaría verte lastimado, mereces ser feliz con alguien que te corresponda.
– Por eso no quería decirte nada, quizá no sea tan importante.
– Yo creo que sí lo será, espero que pronto deje a Facundo, no tienes porque ser el otro.
– Que cosas dices Jen… ni siquiera soy eso – al menos, no lo había visto así.
– Pues peor entonces, eres un hombre maravilloso y espero que ella lo aprecie.

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