miércoles, 14 de enero de 2015

Una Dulce Inocencia: Capítulo 88

Pero hacía más de 2 años, luego de algunas pequeñas molestias que había presentado por varios días, había concurrido a la realización de varios exámenes para saber qué malestar la aquejaba. Una enorme sorpresa nos habíamos llevado todos, cuando supimos que la enfermedad de mi madre tenía casi 4 meses de vida dentro de su vientre y llegaría en pocos meses más a cambiar todos los esquemas de la familia.
El príncipe encantado para mi madre, el consentido de mamá para mi padre. Y el milagro del amor, para mí. Eso era Aaron, el pequeño de pelo idéntico al cobrizo de papá y ojos como el chocolate como mi hermosa madre… La única que había logrado sacar esos suspicaces ojos verdes de mi padre, era Ness. Aquella linda chica de casi trece años, y que era la sombra de mi padre.
- Buenos días.- saludó Tiger. Que fue respondido por todos.- Hola amor ¿Por qué no me despertaste?.- se sentó a mi lado.
- Porque dormías como un angelito.- toqué su mejilla con cariño.
- Deberías ser tú quien despertara primero.- comentó mi padre pretendiendo seguir concentrado en su café.
- Mira quien lo dice.- se mofó mi mamá.
- Hola a todos.- saludó mi hermana, entrando con su habitual sonrisa.- Hola papito.- todos reímos. Eso derretía a mi padre.
- Hola princesa ¿Desayuno?.- mi hermana apenas asintió, y el volaba por los aires.
- Mamá, creo que Aaron estaba haciendo algo en su cuarto.- miró divertida la cara que ponía mi madre.
- ¿Qué ruidos exactamente?.- inquirió entrecerrando sus ojos.
- Algo así como dejar caer todas las cosas que están sobre su mesita y ruidos en las paredes…- mi madre se paró como un felino.- Como si estuviera dibujando.- terminó Ness, mientras todos reíamos.
Aaron era el artista de la familia. Cada habitación tenía un recuerdo de sus manitos trazando líneas por donde pudiera hacerlo, cuando todos se descuidaban. Mi padre se sentó frente a mi hermana y le sonrió tan cálidamente, que sentí un pequeño dolor en el pecho… Nos habíamos enfrascado en duras peleas cuando había decidido casarme con Tiger. Él apelaba a que podía hacerse cargo perfectamente de mí y mi hijo.
No eran celos los que tenía de Ness. Era una especie de pena por sentir que había defraudado a mi padre, después de todo lo que me habían enseñado ambos. Estaba en mi segundo año de Literatura, y luego de todo esto con mi embarazado sorpresivo, mis estudios pasarían a segundo plano. Quizás en forma definitiva… No me arrepentía de la vida que estaba por traer al mundo, simplemente era pena y nostalgia…
- ¿Qué pasa amor?.- susurró Tiger a mi lado.
- Nada. Ya he terminado.- me apresuré a levantarme.- Tus papás nos esperan.
- ¿Regresarán por la noche?.- mi padre se levantó rápido a mi lado.
- Si papá.- contesté y besé su mejilla antes de volver al cuarto..
...
Pasamos la mayor parte de la tarde en casa de los padres de mi esposo. Tía Ángela, tío Ben y Benjamín, el pequeño de diez años que habían tenido posterior a la adopción de Tiger, eran muy cariñosos conmigo. Sin embargo, algo pasaba en mí, que a pesar de estar contenta y sentirme mimada por todos, cargaba un peso en mi pecho que no me dejaba disfrutar al máximo. Me recosté un momento, argumentando un poco de sueño, pero la realidad era que me estaba costando trabajo sonreír en forma sincera, cuando sentía unas enormes ganas de encerrarme y llorar hasta quedar sin lágrimas.
Después de dar veinte mil vueltas en la cama, decidí buscar algo en qué entretenerme. Un álbum de fotos fue mi artículo elegido y me recosté con el en mi regazo… Fotos de todos estaban allí, que habían sido tomadas para el aniversario de bodas de mis abuelos Tim y Diana hacía un par de años. Todos nos habíamos reunido allí, así que la casa se había llenado de niños de todas las edades.
No pude evitar reírme al recordar a las preciosas Caitlin y Émi de tío Mike y tía Vanessa, jugar con los astutos Dilan y Brad de tía Jess y tío Chad. Los dos hombres adultos casi habían muerto de un infarto, cuando Ness había corrido a decir que los chicos jugaban al papá y mamá. Pálidos, era demasiado para los colores que habían adoptado sus rostros…
Lucy y Liam, en cambio, aun disfrutaban de su pequeña Mady, de en ese entonces cuatro añitos. Les había costado tener familia y habían decidido quedarse sólo con esa preciosura… Liz y tío Steph tenían un precioso hombrecito de mis mismas características, llamado Tim Jr., en honor a mi abuelo.
Seguí avanzando por el álbum y encontré a un sonriente abuelo David con mamá Sam. Ellos ahora se dedicaban a cultivar su nido de amor. Seth y Leah estudiaban fuera y Hector había formado su propia familia con Vany y la risueña Julie, una morena encantadora que seguramente arrebataría más de un suspiro… Chris y la abuela Renée, sólo tenían ojos para la hermosa Helena.
No sé en qué momento comencé a llorar, pero percibí una gotita caer sobre las fotos y limpié mi rostro bañado de ellas… La última foto retrataba a mis padres, Ness y yo. Un sollozo se escapó de mis labios al ver la escena. Estaba sentada entre ellos dos y Ness descansaba en las piernas de papá… Él posaba orgulloso con su familia y en ese entonces, sólo con sus dos princesas… Una de las cuales, pasó de reina a la bruja del cuento…
Cerré el libro de un golpe y lo dejé caer. Me acurruqué entre las mantas y lloré como lo había ansiado tanto durante las últimas horas. Ese sueño seguía martillando mi cabeza, y aunque tratara de alejarlo, se sentía real… Yo había arruinado los planes que mis padres tenían para mí, pero al mismo tiempo, ansiaba tanto a este bebé…
- ¿Lourdes?.- intenté limpiar rápidamente mis lágrimas al oír hablar a Tiger.- ¿Lulita?.- llamó como solía hacerlo cariñosamente.
- ¿Qué pasa?.- mi voz salió ronca e intenté componerla.
- Eso quiero saber yo.- suspiró y se sentó a mi lado.- ¿Qué pasa por esa cabecita?.- tocó con su mano allí.
- Nada.- reprimí el maldito puchero que se quería formar.
- No me digas que nada porque te he notado extraña.- regañó.- ¿Tiene que ver con tu… papá?.- la sola mención de él me hizo desplegar nuevas lágrimas.
- No lo sé.- contesté apenas y me senté frente a él para acurrucarme en sus brazos.
- Lo sabes y puedes decirme lo que quieras.- acarició mi pelo.
- Siento… siento que lo he defraudado.- solté finalmente mis pensamientos.
- ¿Por qué amor?.- levantó mi barbilla y tocó mi labio inferior que temblaba.
Me encogí de hombros y seguí llorando en su pecho. No quería que él pensara que renegaba contra mi bebé o que él sintiera culpa de lo que estaba sintiendo yo en este momento… Él tampoco dijo nada, se quedó en silencio consolándome hasta que me dormí.
...
- Pensamos que volverían anoche, como tu habías dicho.- comentó papá al rato que llegamos a su casa.
- Lourdes se quedó dormida y preferí pasar la noche en casa de mi padres que sacarla al frío.- respondió Tiger por mí.
- Los podría haber ido a buscar en el auto.- continuó mi padre y estaba comenzando a impacientarme nuevamente.

5 comentarios:

  1. Subi más!!! No me esperaba un relato de Lourdes! @jesica_tkd

    ResponderEliminar
  2. Mi vida, que angustia que siente Lulú. Geniales los 2 caps Naty!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Ayyyyy mi prqueña Lulu ♥ va a ser mamá

    ResponderEliminar
  4. Qué capítulos hermoso! Inesperado este paso del tiempo. Pobre Lulu! entiendo el dolor que está sintiendo! ojalá Pedro le hable y le haga sentir que las cosas no son así, como ella piensa...

    ResponderEliminar