sábado, 3 de enero de 2015

Una Dulce Inocencia: Capítulo 60

¡Mida Paula!.- dejé mis labores cuando mi torbellino entró corriendo a la habitación.
- ¡Se te cayó otro diente!.- llevaba en su manito un pequeño diente.
- Si y Pedro dice que debo ponedlo en la almohada pada que venga el… ¿Daton?.
- ¿El ratón Pérez?.- la ayudé a terminar su idea.
- Ese mismo. Y mañana voy a ver degalo en ella.
- ¡Oh si! Así que ahora a bañarte y luego a dormir con los angelitos.
La tomé y la bañé. Al parecer estaba más hiperactiva que otros días, con la fascinación de famoso ratón Pérez y su regalo. Me comentó cada detalle de su tarde junto a Pedro. Desee haber estado con ellos a cada hecho que relataba. Finalmente tomó su leche caliente, pero seguía con los ojos abiertos de par en par. Me recosté junto a ella. Pedro había tenido que atender pacientes en el ala de Urgencias, así que se daría una vuelta más tarde.
- No puedo domid.- suspiró largamente.
- ¿Por qué bebé?.
- No sé.- dejó caer sus manos por sobre las tapas de la cama.
- ¿Tendrá que ver algo el famosillo Ratón Pérez?.- estaba segura que sí, podía ponerme en su lugar cuando era niña con la ansiedad de Santa.
- ¿Tú piensas que va a venid?.
- Por supuesto que sí, pero para eso debes dormir bebé.- la volví a tapar y acurrucar contra mí.
- Yo no sabía que existía.- susurró contra mi pecho. Otra vez el sentimiento de rabia contra esa mujer se hizo presente.
- Junto a tu papá vas a descubrir que existen muchas cosas maravillosas pequeña-.
- ¿Paula?
- Dime bebé.
- ¿Tu quiedes a mi Pedro?.- me atoré con el poco aire retenido.
- ¿Por qué preguntas eso Lulu?.- me apoyé sobre mi codo para verla mejor.
- Hoy cuando fuimos a pasead, él estaba apenado.- la miré con atención.- Yo le dije que te echaba menos, y el mejo que el también. Siempe salimos juntos y hoy tú no quisiste.- afirmó esperando una respuesta.
- La próxima vez lo haremos ¿Está bien? Y sí, lo quiero.- respondí a su anterior pregunta.
- Bien.- confirmó.- Te amo.
- Yo más preciosa.
Costó para que se durmiera, pero al final lo logró. Estaba nerviosa por la visita de ese fantasmita, que yo conocía muy bien. Tenía nombre y apellido, Pedro Alfonso. Por lo cual me esforcé por mantener mis ojos abiertos a pesar de que los párpados se me cerraban solos…
Una caricia en mi mejilla me sobresaltó. En algún momento me había dormido. A pesar de la oscuridad en que estaba sumida la habitación, pude distinguir a Pedro en la penumbra.
- Lo siento ¿Te desperté?.- se excusó. Me levanté y traté de no sonar nerviosa.
- No. Me dormí, pero necesitaba hablar contigo.- asintió, o al menos eso noté.
- Vine a dejarle esto a Lourdes por su diente. Le conté del ratón Pérez y ella se emocionó. Quiero que viva las mismas experiencias que viví junto a mi hermana cuando éramos pequeños.- estuve de acuerdo con él.
- Estaba nerviosa, le costó quedarse dormida. Supongo que antes que salga el primer rayo de sol, ella estará con sus ojitos abiertos.- comenté.
Dejó lo que traía en su lugar, y luego de darle un beso en la frente a su hija se acercó hasta donde yo estaba…
- Necesito hablar contigo sobre lo que me dijiste ese día en tu casa.- comencé sintiendo un revoltijo en mi estómago.
- Paula. No te preocupes. Yo he entendido todo.
- No. No haz entendido porque yo no he dicho nada para que entiendas ¡Ew! Me estoy enredando toda.- gemí al notar mi frustración.
- Paula…-
- Yo siento lo mismo por tí.- solté de golpe.- Es… ,sólo miedo…- susurré al final.
- ¿A qué te refieres?.- cuestionó.
Sabía que entendía de sobra mis palabras. Pero era claro que llegar y decir las cosas como una carrera, no era una forma sutil de mantener una conversación seria y civilizada como la que necesitábamos…
- Ok, estoy nerviosa y no sé por donde comenzar.- admití retorciendo mis manos.
- Te escucharé atento. Comienza por donde creas necesario hacerlo.- nunca debió decir eso. Mi cabeza no estaba trabajando con claridad en este momento.
- Perfecto. Creo que comenzaré por el final ¡Oh Dios!.- exhalé antes de saltar de mi lugar y prácticamente correr hacia Pedro.- ¡Perdón!.- pedí antes de estampar mi cara contra la suya, con un movimiento nada suave, que hasta mi nariz regañó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario