miércoles, 28 de enero de 2015

Eternamente Juntos: Capítulo 32

Pedro le tomó la mano y la llevó a la pista de baile. Allí, la rodeó con sus brazos, atrayéndola hacia su pelvis mientras el grupo de música comenzaba a tocar una romántica balada.
Le resultó un tormento tenerle tan cerca. Su cuerpo la traicionó totalmente: los pechos se le irguieron, el deseo le humedeció la entrepierna y el anhelo de besarle hizo que le cosquillearan los labios.
—Relájate, querida. Estás muy tensa —le dijo Pedro acariciándole el cabello con su aliento.
—Perdona…
—Se me había olvidado lo bien que se ajustan nuestros cuerpos. Me llegas justo debajo de la barbilla.
—Sólo porque llevo tacones.
—Pronto nos marcharemos —dijo él mientras seguían moviéndose al ritmo de la música—. No quiero volver a casa muy tarde esta noche. Mañana por la tarde tenemos otro compromiso.
Ella, alarmada, alzó el rostro para mirarle.
—¿Sí?
—No te preocupes, no es nada desagradable. He quedado con los chicos para salir a cenar. Ya se lo he dicho al tutor del colegio.
A Paula le dió un vuelco el corazón. Gonzalo iba a darse cuenta de la falsedad de la situación.
—¿No ha protestado tu sobrino por verse obligado a salir con Gonzalo y, para colmo, conmigo también? —preguntó ella.
Pedro la soltó y, agarrándole una mano, se la llevó de la pista de baile.
—Bruno sabe que espero que se comporte con propiedad, al margen de sus sentimientos hacia tí o hacia tu hermano.
—¿Y tú? —preguntó ella mientras se acercaban a la limusina que les esperaba—. ¿También te vas a comportar tú con propiedad o, en tu caso, no lo consideras necesario?
Pedro le abrió la puerta para que entrara en el vehículo.
—No me des lecciones, Paula. Al fin y al cabo, eres tú quien no se ha comportado dignamente.
Paula se tragó la respuesta que quería darle al oír a otra gente a sus espaldas y entró en el coche, seguida de Pedro.
—El conductor te llevará a casa, yo tengo que volver a la oficina debido a un asunto que tengo que resolver urgentemente —dijo él unos segundos después—. No sé a qué hora volveré.
Paula le clavó los ojos.
—Te he visto hablando con ella. Todavía es tu amante, ¿verdad?
Pedro ni siquiera parpadeó y el resentimiento de Paula aumentó incontrolablemente.
—Lo era… hasta hace unos días —respondió él—. Pero, por los chicos, he interrumpido temporalmente nuestra relación.
Sintió como si le hubieran clavado un puñal en el pecho, así de agudo era el dolor. Luchó por controlar su reacción al decir:
—Así que… después de seis semanas, vuelves con ella, ¿no?
—Ese es el plan —respondió Pedro en el momento en que el coche se detuvo delante de la torre donde estaban sus oficinas.
Cuando Pedro se marchó, Paula se recostó en el asiento del coche y cerró los ojos para contener unas amargas lágrimas.
«No tienes derecho a sentirte celosa», se recordó a sí misma. «Sólo tú tienes la culpa de lo que te pasa».
Sólo ella…

5 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyyy por favor, basta de sufrir. Este Pedro tan hdp que la culpa por todo. Basta, ya quiero que recuerde o que alguien le diga la verdad y se empieza a vengar.

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  2. Coincido con Sil! No es justo que la haga pasar por todo esto! Él también descuidó su matrimonio, la culpa es compartida! Paula tiene que reaccionar y no dejar que le pase por encima así!

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  3. No lo puedo creer que sea tan malvado.... recorda!!! Pau, recorda!!! es horrible como la hace sufrir.

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  4. Yo no entorno como paula aguanta tanto....!!! Esperó el próximo cap!!!

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