miércoles, 7 de enero de 2015

Una Dulce Inocencia: Capítulo 71

Apenas puse un pié en suelo Californiano, mi mente retrocedió seis a siete meses. La última vez que había visitado esta ciudad, estaba desesperada en la búsqueda del padre de mi pequeña. Y ahora, casi medio año después, iba al encuentro de él nuevamente… Pero ahora como su novia… Una sonrisa se extendió por mi rostro al pensar en él.
Hacía seis meses que estábamos juntos. Desde esa vez que me había pedido dejar de ser la niñera de Lulu, había pasado a ser milagrosamente, la secretaria de Vanessa. Así que las cosas no habían cambiado mucho… Me veía todos los días con Pedro y con mi pequeña, que asistía al pequeño jardín que mantenían en el Hospital.
Las noches en que Pedro debía cubrir un turno en el Hospital, me quedaba con mi princesa en su nueva casa. Y las noches que no, también ¡Si! Nunca conversamos de irnos a vivir juntos, pero sin palabras… cada día encontraba mas pertenencias mías en su casa que en mi departamento… Sin embargo, el hecho que no me lo pidiera abiertamente, en cierto modo me desilusionaba.
Prácticamente vivíamos juntos, pero tampoco lo había propuesto. Aquellas pequeñas, pero grandes cosas para mí, me hacían temer algunas veces por la solidez de nuestra relación. Pero cuando esos pensamientos negativos me azoraban, recordaba cada minuto a su lado o los momentos con mi pequeña, y sentía la calidez de su amor.
Lo amaba, lo amé desde la primera discusión o la primera vez que enfermé y no se apartó de mi lado en ningún momento. Lo amé desde la primera sonrisa, a la primera lágrima. Lo amaba desde un hola por la mañana y una despedida por la noche. Él era todo lo que yo quería, él y mi pequeño tesoro era mi mundo en este momento. Y esperaba que lo fueran hasta mi último latido.
Lourdes nunca habló de lo sucedido con esa mujer, nadie supo. Pero agradecí que no tuviera mayores efectos… Cuando Pedro le comunicó que nunca más volvería a verla, ella dejó todo guardado en su mente de niña y siguió viviendo sin temores… Y Pedro, cada día enamoraba más a su hija y a mí, obviamente de maneras diferentes. Me encantaba verlos juntos, reír, y hasta los primeros regaños de él a ella ejerciendo su papel de papá.
- ¿Por qué tan pensativa?.- preguntó Liz, la hermana de Pedro que nos había recogido con Vanessa.
- Sólo recordaba la última vez que había estado acá.- asintió mientras me observaba por el espejo retrovisor.
- Han pasado muchas cosas.- comentó risueña.- Nunca había visto a mi hermano más enamorado.- sus palabras provocaron que mi corazón se acelerara.- Y no es el único.- agregó mirando a Vanessa.
Ella y Michael seguían siendo muy amigos. Era evidente para todos que sus sentimientos iban más allá de ese simple vínculo, pero ninguno era capaz de dar el siguiente paso. A Michael le había costado unos meses interminables de turnos dobles y nocturnos, luego que Riley, el ex novio de Vanessa y supervisor de Mike lo intentara apartar por todos los medios de ella.
Pero como buenos enamorados, ellos se las ingeniaban para ocupar cualquier espacio de tiempo libre para sus misteriosas salidas… Miré a Vanessa, las palabras de Liz le habían puesto el rostro de un rojo escarlata, sin embargo, no hubo mayores declaraciones por su parte.
- ¿Y Lourdes?.- preguntó para cambiar de tema. Con Liz nos sonreímos, pero lo dejamos pasar
- Ha estado preguntando casa cinco minutos a qué hora llegaba Paula.- se rió.- Esa niña te adora rayando en la locura.
- Yo igual.- contesté con una amplia sonrisa.
- Ayer tuvo a Pedro vuelto loco.- se carcajeó.- Chad, como siempre, hizo de las suyas.- podía imaginarme la escena.
- ¿Y están nerviosos?.- consultó Vanessa, sacando las palabras de mi boca.
- Lo cierto es que no. Jess y Lucy son las más histéricas. Chad se lo toma como si fueran a darle una nota más. Michael, mi novio y Fox actúan relajados. Y Pedro, a él solamente lo tenía desesperado el hecho que Paula no llegara a tiempo.
Hoy estábamos acá por una razón de peso. Era el día en que los ex residentes, serían nombrados oficialmente Médicos. Era su ceremonia de titulación, y veníamos a estar con ellos por ese gran acontecimiento. Pedro, Michael, Lucy y Lulu habían arribado hacia dos días, de ahí que no nos hubiéramos visto.
- Llegamos.- anunció Liz.
Si la enorme casa que habitaban Pedro y mi pequeña en Washington me había dejado sorprendida la primera vez. Esta-literalmente- me dejaba con la boca abierta de par en par. Nos bajamos del auto y yo seguía impresionada por la mansión que tenía frente a mí. No mentiría al decir que aquello no me abrumaba. Era totalmente cierto que Pedro y yo veníamos de mundos diferentes, pero desde un principio había notado que el no se dejaba llevar por eso.
- ¡Paula!.- gritó esa personita tan especial.
- ¡Corazón!.- abrí mis brazos para sostenerla. Corrió el pequeño tramo y se colgó de mí.
- Te extrañé mucho.- pronunció perfectamente.
- Yo también bebé.- la dejé en el piso y la hice dar vueltas para observarla con ese precioso vestido rosa que llevaba.- Eres toda una princesa.- la alabé.
- Mi tía Liz me lo escogió.- tomó su vestido y daba vueltas para hacerlo.- Hola tía Allie.
- Hola pequeña princesa.- la saludó ella y veía como mi tesoro se pavoneaba por los piropos.
Pasamos a la gran casa donde Diana y Tim nos recibieron con un caluroso abrazo como siempre. Nos arreglamos lo más rápido que pudimos y nos dejamos transportar al lugar donde tendría cabida la ceremonia. Agradecía que Vanessa me hubiera acompañado a escoger mi vestido, definitivamente con mis gustos, hubiera estado totalmente fuera de lugar, al observar la elegancia de todo.
La ceremonia dio inicio y mi corazón reconoció de inmediato a su dueño, enfundado en un fino traje negro, que contrastaba con su cremosa piel. No le costó ubicarnos entre la multitud, ya que mi pequeña elevaba sus manos y gritaba a todo coro que él era su papá. Sobre todo cuando fue su turno de recibir su diploma. Lo mismo con Chad, Lucy y Michael… Ella era el centro de atención.
Entre la ceremonia observé las chicas que habían sido compañeras de Pedro y me pregunté si alguna de ellas habría significado más para él. Pocas veces conversábamos sobre las relaciones pasadas, eso era algo que aun estaba pendiente. Pedro lograba abrirse hacia mí, pero aun faltaba para que lo hiciera totalmente.
- Ve a saludar a tu papá.- alentó Liz a mi pequeña, quien se bajó de mis brazos y corrió el pasillo hasta llegar a él.
Pasó de unos a otros y ví como Pedro presentaba orgulloso a su princesa a los demás que no sabían de ella. Muchos miraban extrañados, pero el no aminoró su orgullo. Caminó hacia nosotros y fue felicitado por todos. Esperé mi turno, pero veía como abrazaba a todos con sus ojos fijos en mí, hasta que llegó a mi lado.
- Felicidades amor.- lo abracé y besé sintiendo un nudo en mi garganta por la emoción.- Felicidades por cumplir tu sueño. Serás el mejor Pediatra del mundo.- lo elogié.
- Gracias por estar aquí conmigo.- juntó su frente con la mía.- Eres una de las personas más importantes de mi vida. Y estoy feliz de compartir esto contigo. Y sólo lograré ser el mejor, si te tengo conmigo para siempre.- susurró y sentí como mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho.
- Te amo.- dije sin pensar, solo con sentir. Sus ojos brillaron aun más, y por primera vez no sentí temor de descubrirme hacia él.
- Yo te amo mucho más. Creo que desde el primer momento Paula.- me correspondió.

3 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyy, qué tierno cap!!!!!!!!!! Le tendría q proponer casamiento ahora que se recibió jaja. Ansiosa yo??? Noooooooooooo jajajajaja

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  2. Hermoso capítulo! Ojalá que Pedro haya esperado a graduarse para proponerle a Pau el siguiente paso que tanto está esperando, no?

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  3. Que lindoooo cap , próximo paso.. Casorio ♥

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