sábado, 3 de enero de 2015

Una Dulce Inocencia: Capítulo 62

- Lo siento. He recordado que mi madre me ha dicho que debo ser un caballero. Así que…- tomé su mano y la besé. Debía mantener mi seriedad, aunque costara.- Me haría el honor usted Paula dama… ¿De ser mi novia?.
Su risa nerviosa inundó la habitación, y tuvo que llevar su mano a su boca cuando mi pequeña princesa se removió incómoda en su cama. Sentí que su mano temblaba sobre la mía. Y con más fuerzas reprimí las ganas de reír por mi pobre actuación, pues para ella parecía ser más que eso… De pronto mi seriedad pasó a ser más que una máscara.
- Yo sí quiero Pedro.- contestó nerviosa.
- Te quiero mucho.- dije de verdad. Y aunque estaba seguro que Emmett y Michael me tratarían de afeminado por mis palabras. Su sonrisa me hizo olvidar lo demás.
- Yo también y mucho.- esta vez fue ella quien tomó mi cara y me besó nuevamente.
...
Me refregué los ojos por tercera vez en menos de diez minutos. Pero a pesar de que moría por sueño y cansancio, volvería a trasnochar una y mil veces como estas cuatro últimas, con tal de estar con mi Paula todo el tiempo… Cada noche me pasaba conversando con ella de diversos temas, quería saber todo de ella. Pero más todavía, quería seguir aumentando mi adicción a sus labios.
- Hijo.- levanté mi cabeza al oír a mi padre.- Hoy es el gran paso.- asentí.
- Tranquilo mi amor.- mi madre besó mi cara.- Estoy segura que esa mujer pagará por todo.
- No le van alcanzar los años para reparar lo que hizo a Lourdes.- comenté sintiendo la familiar rabia al pensar en qué podría haber pasado mi hija de no ser por Paula.
- Estoy segura que con todos los años que le darán. Pasará arrepintiéndose el resto de su vida por no haber sabido ser madre y una mujer de bien.- declaró Vanessa.
- Palabras sabias en una mujer tan Paula.- junto a mis padres no pudimos reprimir una risita al oír a Michael.
- Gracias.- contestó Vanessa sonriendo muy diferente a sus primeras interacciones.
Mi móvil sonó y sonreía al ver el nombre de Paula en mi pantalla. Aunque sabía que no era ella, sino mi princesa más pequeña…
- Hola amor.- saludé dejando mi ansiedad de lado por un momento.
- H-hola. No soy Lulu, ella está con tu hermana.- contestó cohibida.
- Entonces comienzo de nuevo.- dije.- Hola mi amor.- la saludé nuevamente.
- Hola.- suspiró a través de la línea.- ¿Cómo está todo?.
- Aún no entramos. Vanessa es optimista al igual que mis padres y Michael.
- ¿Y tú?.- cuestionó preocupada.
- No lo sé…- admití mis temores.
- Todo irá bien. Estoy segura.- mis padres me señalaron que ya debíamos entrar.
- Preciosa debo dejarte. Va a comenzar la sesión.
- Ve y con fe. Estoy segura que traerás buenas noticias y…yo siempre estoy contigo…amor.- sonreí como ****a al oírla llamarme así por primera vez.
- Te quiero demasiado. Y dale un abrazo y un beso a mi pequeña princesa. Dile que la amo. Las amo a las dos.
- Y…nosotras a tí.- pude imaginarme su sonrojo habitual.
Entramos a la sala y me ubiqué en medio de mis padres. Michael y Vanessa quedaron ubicados un poco alejados y pude deleitar verlos conversar con mucha más familiaridad e intimidad. Me alegraba por mi amigo. Al parecer, la vida empezaba a sonreír de la mejor manera para todos…
El tiempo pasaba lento, pero los rostros de Victoria y James me indicaban que temían al veredicto que se daría a conocer en unos pocos minutos más. Esa sola señal me daba un poco de paz, y me hacía tener más fuerzas para seguir adelante en el rol de padre… No sabía si este tiempo que había pasado lo estaba realizando bien, pero esperaba que todos mis esfuerzos hicieran de mi hija una niña feliz.
Una involuntaria sonrisa se asomó en mis labios al recordar la promesa que le había hecho. Al salir de aquí, la iría a buscar para comprar al fin su dichosa mascota. Ángela sería la encargada de cuidarlo el tiempo que le tomara al Tribunal darme la custodia total de mi hija y poder llevarla a nuestra casa.
Quería hacer tantas cosas con ella. Soñaba con levantarnos un fin de semana tarde, desayunar en cama y regodearnos con una maratón de sus dibujos animados. Pensaba en sus primeros días de escuela, en las veces que me llamarían por una travesura de ella. En lo consentida que sería, pero al mismo tiempo en enseñarle que tuviera cuanto tuviera, siempre debía pensarse una igual que incluso alguien que no tuviese nada.
Eran demasiados planes… Y pensaba llevarlos a cabo todos y cada uno de ellos, y sobre todo disfrutar de hasta el más mínimo detalle que ellos me brindaran… Esperaba ansioso que los meses transcurrieran más deprisa para por fin ser un profesional, obtener un buen trabajo, y de ese modo comenzar a cumplir nuestros sueños juntos… Por ahora no era mucho cuanto podía darle, pero me esforzaba porque lo poco…fuera lo mejor.
No supe cuanto pasé sumergido en mis pensamientos. Sólo fui conciente cuando sentí la mano de padre posarse en mi hombro y la de mi madre en mi mano como gesto de apoyo. Y escuchar las palabras que declaraban culpables a los imputados de todos los cargos que se le acusaban… Suspiré aliviado cuando supe que pasarían al menos 20 años tras las rejas…
- ¡Lo dije, lo dije!.- comenzó a gritar Vanessa atrayendo las miradas de todos.
- ¡Oh! ¡Es que eres mucho más que una cara y un cuerpo de diosa!.- babeo Michael.
- Pasó lo peor hijo.- me abrazó mi padre. Sin embargo aunque estaba más tranquilo, aun quedaba algo.
- Aun falta para respirar tranquilo.- murmuré cuando me aparté.
- Todo irá bien Pedro. Pronto tú y mi nieta estarán instalados en su casa.
- Eso espero mamá.- besé su frente.- ¿Y Vanessa?.- pregunté a Michael cuando no la ví a su lado.
- Está moviendo todo para que logres hablar hoy mismo con esa mujer.- apuntó donde había estado Victoria antes.
- Tienes que estar tranquilo corazón.- asentí a las palabras de mi madre. Más no lograba hacerlo.
...
Llevábamos tres horas esperando. Vanessa aun se encontraba dentro de una sala, aparentemente conversando con la profesional a cargo del seguimiento del caso de mi hija y la abogada de esa mujer… Michael se había devuelto al Hospital y mis padres seguían acompañándome. Veía a Tim hablar a cada instante por su móvil y yo no paraba de desordenar aun más mi cabello y retorcer mis manos…
- Pedro.- miré a mi padre con su teléfono extendido hacia mí.- Es Lourdes.- su simple mención me hizo sonreír.
- Hola princesa.- saludé, escuchando su angelical risa.
- Hola Pedro ¿Cuándo vuelves?.- consultó entre gimoteos.
- En unas horas más bebé ¿Por qué?.- intuí cual sería su respuesta.

4 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! Menos mal q esos van a estar un tiempo encerrados!!!

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  2. Hermosos los 3 caps!!!!!!!!! Qué bueno que Pau se animó y ahora están juntos. Se viene una vida feliz de los 3 juntitos.

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