viernes, 23 de enero de 2015

Eternamente Juntos: Capítulo 19

—¿Controvertido? —Pedro frunció el ceño—. ¿Qué tiene de controvertido ser pintora?
—Evidentemente, no has visto mis últimos cuadros —contestó Paula.
Los oscuros ojos de Pedro brillaron.
—Ofensivos, ¿eh, Paula?
—Digamos que el último cuadro es políticamente subversivo. Ha causado algo de escándalo —contestó ella.
—¿A tu padre o al público?
—A mi padre y al público —contestó Paula—. Fui a una manifestación con el cuadro. Me sorprende que no lo vieras en los periódicos.
—Debía de estar en el extranjero esos días —contestó Pedro frunciendo el ceño ligeramente—. ¿Te arrestaron?
—No. Esta vez no. Pero mi padre ha amenazado con desheredarme si vuelve a ocurrir.
Pedro se la quedó mirando durante unos segundos.
—Nuestra separación debe de haber perjudicado la relación con tus padres, ¿no? —preguntó él.
Ella sacudió la cabeza y empezó a juguetear con la comida que el camarero les había servido hacía unos segundos.
—No… pero es culpa mía y acepto la responsabilidad.
Pedro se preguntó si eso era verdad. Paula insistía en no recordar gran cosa de aquella noche, algo que le carcomía enormemente. Ella había ido, voluntariamente, a casa de Pieres con la intención de reanudar su relación con él. No tenía sentido pretender no saber por qué había acabado acostándose con él.
—No pareces disfrutar mucho con la cena —comentó Pedro—. ¿No te apetecía comer eso?
Paula sacudió la cabeza y dejó los cubiertos en el plato.
—No es eso, es que no tengo tanta hambre como pensaba. Desde la gripe, no tengo apetito.
—Entonces, vámonos —dijo Pedro poniéndose en pie—. Ya hemos conseguido lo que queríamos. Los periodistas ya nos han visto y han hablado con nosotros. Vamos a casa.
—¿Y la comida? —preguntó Paula—. ¿No vas a terminar de cenar?
Pedro le dió su pañuelo con expresión irónica.
—Yo también he perdido el apetito —declaró él—. Además, estoy cansado. Tengo ganas de irme a la cama.
La cama.
Paula tembló cuando él le puso la mano en la cintura y la condujo a la salida.
Si intentar cenar con él le había resultado difícil, ¿qué iba a hacer durante las seis semanas que compartiría la cama con Pedro?

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