miércoles, 21 de enero de 2015

Eternamente Juntos: Capítulo 11

Paula  se despertó en la cama de Pedro. Estaba tapada y la luz de la lámpara de la mesilla iluminaba suavemente la habitación.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó él sentado en un sillón al lado de la cama.
Paula  volvió la cabeza y le miró.
—Estoy bien… creo.
—Te has desmayado —dijo él innecesariamente.
—Sí.
—¿Te ha ocurrido alguna vez más?
—Un par de veces —respondió Paula—. Hace un par de semanas me dió gripe y todavía no me he recuperado del todo.
—¿Cuándo ha sido la última vez que has comido?
—No me acuerdo… creo que anoche.
Pedro lanzó una maldición y se puso en pie.
—¿Cuánto tiempo llevas así? —preguntó él.
—No te preocupes por mí. Al fin y al cabo, me odias, ¿no? ¿Qué puede importarte que coma o no?
—Me preocupa, como le preocuparía a cualquiera, que la persona con la que estoy hablando se desmaye durante la conversación —respondió él—. Como poco, es desconcertante.
—En ese caso, sería mejor que no hablaras con tanta agresividad —le espetó ella.
Pedro frunció el ceño.
—¿Es así como te comportas cuando tienes una conversación desagradable? Cuando las cosas no van como a tí te gusta, te desmayas, ¿eh?
Paula se sentó en la cama y le miró con cólera.
—¡No lo he hecho a propósito! Ya te he dicho que he estado enferma. Llevo un mes que no me siento bien.
Se hizo un tenso silencio.
—¿Estás embarazada? —preguntó Pedro.
Paula le miró horrorizada.
—¿Qué clase de pregunta es ésa? Naturalmente que no estoy embarazada.
—Me ha parecido una pregunta razonable. Eres una mujer joven y sexualmente activa.

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