miércoles, 10 de marzo de 2021

Enemigos: Capítulo 70

Paula tragó saliva mientras Vanina se daba la vuelta y les dejaba.


–¿Te acuerdas cuando dijimos que deberíamos casarnos para acabar con la enemistad familiar?


–Ésa no fue la verdadera razón por la que quería casarme contigo. Esa noche te amé y quiero amarte siempre.


–Y yo me casé contigo porque siempre te he querido. Pero no se puede decir que nuestro matrimonio haya puesto fin a la enemistad.


–Ya lo sé. Pero quizá tu padre se acabe convenciendo –Pedro no estaba seguro de creerse eso más que Paula.


–¿Qué te parece si lo intentamos de otra manera? –preguntó ella.


Pedro estaba hecho un lío.


–De acuerdo, ¿Pero cómo?


–Comprometiendo a las dos familias en algo. Haciendo que haya algo en común que una ambas familias para siempre.


Pedro iba captando la onda.


–¿Un niño? 


Ella asintió muy lentamente con la cabeza.


–Si te acuerdas de nuestra noche de bodas, no tomamos muchas precauciones que se diga.


Pedro se inclinó sobre ella y susurró:


–Cariño, me pusiste tan caliente que no… –entonces cayó. Paula estaba embarazada–. ¿Estás…? ¿Vamos a tener un niño?


La conversación se acabó porque todo el mundo se quedó mirando a Paula. Ésta afirmó con la cabeza.


–Sí, vamos a tener un bebé. Vanina vino ayer a verme y me convenció para que me hiciera la prueba y confirmar lo que yo en el fondo creo que ya sabía.


Pedro la estrechó en sus brazos y la besó profundamente.


–Te quiero –susurró él.


–Yo también te quiero. Entonces, ¿Estás contento con el bebé?


Pedro tragó con fuerza, incapaz por un momento de describir lo que sentía.


–Sí, en mi vida he estado tan contento –susurró Pedro sujetando a Paula junto a él–. Y esto puede ser la solución –levantó la copa ante todos los familiares–. Sé que no es la costumbre que el novio haga el brindis, pero las circunstancias son un poco especiales. Por mi mujer, la única mujer que he querido siempre –miró hacia abajo a Paula y la besó en los labios. Después miró directamente a Miguel Chaves–. Además acaba de descubrir la manera de acabar con la rencilla familiar –levantó la copa más alto–. Por la madre de mi hijo. Por la próxima generación. Por nuestro bebé, que traerá amistad a nuestras familias.


Pedro besó a su mujer otra vez y los presentes rompieron en vítores. Dejó de pensar por un momento en Miguel, la rencilla familiar o el proyecto. Ya tenía su propio trozo de paraíso en sus brazos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario