lunes, 1 de marzo de 2021

Enemigos: Capítulo 50

 –No creo que pueda. No permitiré que me diga con quién puedo estar.


–Lo sé, sé que Pedro te importa. Siempre has sentido algo por él. Cuando eran estudiantes sé que solías verlo a escondidas.


–¿Por qué no me lo impediste?


–Porque ya tenía bastante de lo que ocuparme con… el problema de tu padre. No tengo nada en contra de Pedro. Parece un joven agradable. Siempre ha sido educado conmigo, incluso cuando vino por aquí y le dije que tú no querías verlo.


A Paula le latió fuerte el corazón.


–¿Cuándo?


–El día que hicimos una fiesta porque te ibas a estudiar fuera. Sólo pretendía no soliviantar a tu padre.


–Mamá, deberías habérmelo dicho.


–Lo iba a hacer, pero tu padre no estaba en uno de sus mejores momentos, sabiendo que te ibas y todo eso.


Paula sabía qué significaba «todo eso». Su padre bebía por aquel entonces. Había sido la principal razón por la que ella había estado tan motivada para irse a estudiar fuera. Pero Pedro la había querido ver. ¿La habría intentado detener?


–De todas maneras deberías habérmelo dicho.


–Quizá no lo hice porque sabía que ustedes dos sentían mucho el uno por el otro. Y sabiendo que os habéis ido juntos el fin de semana, supongo que todavía lo sienten.


Paula quería confiar en su madre para contarle sus sentimientos, que se había casado, pero eso la pondría en un compromiso. Rehusó poner a su madre en un aprieto en el que habría tenido que elegir entre su hija y su marido.


–Sí, Pedro me importa…


Asintiendo con la cabeza, la madre tomó la mano de Paula.


–Ya eres muy mayor para que te diga lo que tienes que hacer. Y dudo de que sirviera para algo. Al menos procura no airearlo delante de tu padre. Ha pasado mucho últimamente viendo cómo Federico recuperaba el Double A, y cómo la empresa de Pedro ganaba el contrato para el proyecto Paradise. Y ahora con su enfermedad. No vayas muy deprisa.


Era un poco tarde para eso.


–Mamá, esto es tan ridículo… Los Alfonso no tienen intención de hacer nada contra la familia Chaves. Fue cosa del abuelo el empezar esta pugna, pero papá tiene la culpa de continuar la enemistad entre las dos familias y pasarle la ofuscación a Gonzalo.


Como madre abnegada defendió a su hijo.


–Gonzalo es un buen chico. Sólo quiere la atención y aceptación de su padre.


Paula no estaba tan segura.


–Mama, ¿Por qué no viene Gonzalo a trabajar en la obra? Puede hacer algo los fines de semana mientras tenga que ir al instituto. Podría ganar algún dinero para sus gastos.


–¿Crees que ésa es una buena idea?


–Es muy buena idea. Podría ver por él mismo que Pedro no es mala persona. Podrían llegar a conocerse mutuamente.


Su madre suspiró.


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