miércoles, 3 de marzo de 2021

Enemigos: Capítulo 53

 –Creo que deberían calmarse los dos.


–Papá, este problema no depende de Pedro –añadió Paula.


–Tampoco lo previene.


–Como si no hubiera hecho nada –dijo Pedro, esforzándose por controlarse– . He contratado más seguridad y he puesto más focos de luz. Es como si consiguieran información de dentro. Parece como si supieran los horarios del personal –«siempre me llevan la delantera», pensó–. Cada vez está más claro que es algo personal contra mí. Como si alguien quisiera verme fracasar.


–Eres tú solo el que se mete en problemas –añadió Miguel maliciosamente.


–Maldita sea, Chaves, no me extrañaría que de alguna manera estuvieras tú detrás de esto.


Paula intervino.


–Pedro. Mi padre no haría eso. Tiene tanto que perder como tú.


Pedro apartó la vista de Chaves para mirar a Paula. Se le destrozó el corazón cuando vió a su mujer ponerse de parte de su padre y no de la suya.


–No tanto como yo –dijo él, y no estaba pensando en el proyecto Paradise.


Paula pudo ver el dolor en los ojos de Pedro y sabía que se lo había causado ella. ¿Cómo iba a decidirse por uno de los dos hombres a los que quería?


–Mañana por la mañana tendremos todos la mente más despejada y podremos hablar de esto.


–Ya he dicho todo lo que tengo que decir –Pedro se volvió repentinamente y se fue hacia la caseta oficina.


Paula lanzó una mirada fría a su padre.


–¿Sabes una cosa? Si estás tan preocupado por el proyecto, ¿Por qué no encuentras una manera de ayudar? Cuando acepté este trabajo te dije que no quería que pasara esto.


–Eso fue antes de tu escapada con Alfonso.


Paula se calmó un poco cuando pensó en la reciente enfermedad de su padre.


–Soy lo bastante mayor y dependo de mí misma desde hace mucho tiempo como para dar explicaciones de mi vida personal –se fue deprisa para alcanzar a Pedro–. Pedro, espera, quiero hablar contigo.


Él siguió andando.


–¿Por qué? Has dejado tu postura clara –sacudió el hombro.


Paula le echó mano y le hizo parar.


–¿Qué esperabas? Has acusado a mi padre de sabotear esta obra.


–Para mí no es ninguna tontería. ¿Quién más me tiene manía? ¿A quién más le gustaría ver a un Alfonso hundirse? Pues bien, cariño, ya estoy a punto de naufragar.


Ella miró a las casas atacadas. Pedro la estaba haciendo dudar sobre la inocencia de su padre.


–Mi padre nunca iría tan lejos –rezaba por no equivocarse.


–Cuando se trata de los Alfonso él va tan lejos como haga falta.


–Pedro, sé de buena tinta que él lo ha puesto casi todo en este proyecto.


–Yo también. Son mis inicios, Paula. Es nuestro futuro. Porque creía que teníamos un futuro juntos –la mirada de ojos azules que a ella le gustaba tanto de repente se volvió fría–. Ahora ya no estoy tan seguro. 

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