viernes, 21 de julio de 2017

No Esperaba Encontrarte: Capítulo 54

Le puso las manos en la cintura y la elevó en el aire, riendo:

—A lo mejor conseguía controlarme lo suficiente para llegar al suelo —Paula le pasó las piernas por la cintura y se meció contra él—. No me parece que pueda cansarme nunca de tí —dijo, y la besó de nuevo.

En ese momento, llamaron al teléfono. Pedro dejó a Paula en el suelo. Ésta abrió la puerta, mientras decía con la voz lánguida:

—¿Por qué serán siempre tan puntuales cuando no es oportuno?

—Tú sabrás —dijo Pedro y se puso a guardar productos en el frigorífico.

 Paula habló entonces con apresuramiento:

—Pepe, no te lo tomes a mal, pero no quiero que te quedes a pasar la noche. Por las niñas, sobre todo por Bella.

Tenía razón, por supuesto. Pero Pedro se moría por quedarse con ella.

—Ya veremos cómo se arregla todo esto. No te…

 Valentina golpeó la puerta. Paula abrió y la siguió a la cocina mientras la niña gritaba con excitación:

—¿Sabes qué, mamá? El entrenador me ha seleccionado para ir con el equipo el próximo sábado a Windsor. ¿Vendrás a verme? Tú podías venir también, Pedro. Echo de menos tener un padre que vaya a los partidos y esa clase de cosas. Y la película era buena. Era sobre una niña que lee todo el rato, como yo. Oh… ¿Qué hay de cena?

—Hay carne —dijo Pedro, preguntándose si Paula también estaba intentando asimilar la palabra «padre» en la conversación. No tenía ni idea de cómo ser padre. ¿Podría aprender?

—Puedo ir preparando la cena, si apartas la compra.

Paula lo miró con sorpresa:

—¿Qué?

Valentina los miró a los dos, detectando algo nuevo en el ambiente.

—¿Qué pasa? Tienes una cara rara, mamá.

—Claro que no —tartamudeó Paula—. Lleva tu bolsa a tu cuarto, cielo.

 Valentina ignoró la orden y miró a Pedro con seriedad y un ligero temblor en la voz.

—Me encantaría que fueras mi nuevo padre, Pedro.

—¡Valentina! —exclamó Paula.

El gesto de la niña se hizo grave.

 —Pues es verdad —repitió—. Ojalá Bella se espabilara porque está tonta. Además, con Pedro no tendríamos que preocuparnos tanto del dinero. Habría carne todas las noches.

Valentina no iba a renunciar, se dijo Pedro, pues estaba pidiendo una respuesta. Pero él no contaba con esa clase de presión. Era demasiado pronto, no había asimilado la novedad de su encuentro, ni podía trazar planes.

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