miércoles, 22 de febrero de 2017

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 40

Paula se quedó de piedra.  Pedro parecía encantado con su incomodidad .

—¿Cómo? —le dijo a Sofía para intentar ganar tiempo.

—¿Por qué has dicho que los amigos no se acuestan?

 —No. no he dicho eso —mintió Paula—. He dicho que... hay muchas cuestas...

Sofía  la miró confusa.

—Hay muchas cuestas en... —intentó improvisar su madre.

—En mi casa —intervino Pedro—. Verás, le estaba diciendo a tu madre que sería muy divertido que se vinieran un día las dos a pasar el día a la casa que tengo en la playa. Podrían llevar las bicicletas.

Sofía lo miró con los ojos muy abiertos y Paula suspiró aliviada.

—Mi tío Gonzalo siempre me dice que me va a llevar a la playa y nunca me lleva —se lamentó la niña—.¿Cuándo podríamos ir, mamá?

—¿Eh? No sé, no va a ser fácil porque nos tienen que coincidir los horarios y...

—Te recuerdo que yo no trabajo —dijo Pedro.

 —¿No trabajas? —se extrañó Sofía—. Entonces, ¿Vives en una caja de cartón debajo de la autopista?

—No —rió Pedro—. ¿Por qué dices eso?

—Porque, cuando le digo a mamá que no vaya a trabajar un día y que se quede conmigo en casa me dice que, si no va a trabajar, no gana dinero y acabaríamos viviendo en una caja de cartón debajo de la autopista.

—Sofi... —la reprendió su madre.

—No lo entiendo, mamá. Si Pedro no trabaja, ¿Cómo es que tiene una casa? ¿Y cómo paga la comida y la ropa? Nunca había conocido a nadie que no trabajara.

—No es de buena educación hacer ese tipo de preguntas, Sofi.

—Pero siempre me dices que pregunte cuando no entienda algo y esto no lo entiendo —insistió la niña—. Yo voy al colegio, tú vas al hospital, el abuelo va a la consulta, el tío Gonzalo va a la oficina, la tía Delfina también al hospital. ¿Y Pedro qué hace si no trabaja?

 —A veces, los mayores trabajamos mucho durante una época de nuestra vida, metemos mucho dinero en el banco y luego no volvemos a trabajar —le explicó Pedro.

—Entonces, ¿Tienes dinero para vivir?

—Sí.

Sofía lo miró mucho más tranquila.

—Bien, entonces, ¿Cuándo vamos a tu casa a montar en bici?

—Sofi, ¿Por qué no vas a tu habitación a terminar de recoger mientras yo hablo de esto a solas con Pedro? —intervino su madre.

—Porque ya he terminado de recoger mi habitación. mamá. Estás intentando deshacerte de mí para quedarte a solas con Pedro.

—¿Es eso cierto? —dijo el aludido enarcando una ceja—. ¿Te quieres quedar sola conmigo?

Paula  no pudo evitar sonrojarse.

 —A ver, Sofi ¿Tan difícil de entender es que no podemos dejarlo todo e irnos a la playa?

—¿Por qué no? —contestó la niña.

—Sí, eso, ¿Por qué no? —la secundó Pedro.

Dos contra una.

—Porque tenemos que hacer la compra y otros recados. Sólo tengo dos días libres y...

—¿No trabajas este fin de semana? —dilucidó Pedro.

—No —contestó Paula a regañadientes.

Había accedido a ser su amiga, pero no quería que su hija se involucrara en su relación. Había conseguido colarse en su casa y había encandilado a la pequeña y ahora no sabía cómo salir de aquel atolladero sin parecer una mala persona.

—¿Qué te parece si las ayudo a hacer todo lo que tengan que hacer y mañana nos vamos a la playa? —propuso Pedro.

—¡Yupi! —gritó Sofía—. Pedro dice que nos vamos a la playa.

—¿Qué dices, Paula?

No hay comentarios:

Publicar un comentario