lunes, 6 de febrero de 2017

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 3

- Un idiota que quiere morir -  reflexionó en voz alta -. Venga, hombre, no me haga esto, no se vaya en mi turno.

- Sólo estaba descansando un poco – dijo Pedro abriendo los ojos -. ¿A quien ha llamado idiota?

Paula suspiró aliviada.

- Así que con jueguecitos, ¿Eh? – le reprochó con amabilidad.

- Yo ya no juego a nada – contestó Pedro.

Ella se quedó mirándolo. No era un hombre feo. A pesar de que no estaba en su mejor momento era muy atractivo.

 - No se vuelva a hecer el dormido, señor Alfonso.

- Me llamo Pedro – contestó.

- No me gustan que me den sustos – le advirtió Paula.

Pedro sonrió, sorprendiéndola y haciéndole pensar que, cuando lo hacía, resultaba todavía más atractivo.  Sintió que el corazón le daba un se vuelco y  se alegró de no estar conectada a ella también a un monitor. Así, sin pruebas, podía fingir que su sonrisa no le había provocado ninguna reacción.  Las constantes vitales del paciente estaban estables, pero por cómo apretaba la mandíbula Paula comprendió que le dolía todo.  Por desgracia, hasta que el doctor no se pasara por allí y, tras haber consultado los resultados de los análisis y de las placas, emitiera un dictamen, no le podía dar ningún analgésico.  Aunque el doctor Sullivan no hubiera dictaminado todavía nada,  ya tenía su opinión.  El paciente era fuerte y estaba sano. Además era increíblemente guapo…  Desde luego, aquella no era una observación profesional sin puramente personal, pero  no pudo evitarla. Al fin y al cabo, era mujer.  El paciente tenía el pelo corto y oscuro y unos ojos azules muy intensos enmarcados por unas pestañas larguísimas. Parecía un guerrero, delgado y fibroso, y  había visto, al cortarle la ropa, que tenía un torso musculoso y unas piernas fuertes.

- Así que le parezco a usted un idiota, ¿Eh, enfermera Nancy?

Paula lo miró a los ojos y vio, sorprendida, que la miraba divertido.

- Ya le he dicho que me llamo Paula y, aunque se supone que no me tendría que haber oído, sí, la verdad es que creo que es usted un idiota. Ni siquiera los adolescentes se olvidan de ponerse el casco cuando suben en una de sentido común.

 - Es que, cuando me pongo el casco, se me queda el pelo fatal.

- Vaya, veo que además de idiota es usted presumido.

- ¿Forma parte de su trabajo insultar a los pacientes?

 - No, pero me lo puedo permitir.

 - ¿Todas las enfermeras de urgencias son como usted?

- No, las demás son mucho peores. Yo acabo de terminar mis estudios y me acabo de incorporar a urgencias. Hago cuatro o cinco turnos al mes para que me den el certificado cuanto antes.

 - ¿Y eso para qué lo necesita?

- Trabajo para una mutua de sanidad mientras adquiero experiencia y estoy esperando  a que me den un puesto de jornada completa aquí en urgencia.

 - ¿Se quiere quedar aquí?

- Sí, tengo una hija y aquí es donde más ganamos las enfermeras.

 A Paula le pareció que el paciente hacía una mueca de disgusto y, de nuevo, tuvo la impresión de que además del dolor físico tenía gran dolor emocional.  Debía dejar de  preocuparse por los sentimientos de sus pacientes. Aquello no tenía cabida en la medicina de urgencias ya que los sentimientos eran parte de la recuperación a largo plazo.  Pero, entonces, ¿Por qué le había contado ella aspectos personales de su vida? Normalmente, charlaba con los pacientes, pero nunca les contaba nada de su vida personal.  ¿Qué había de diferente en aquel paciente?

 - ¿Paula?

Paula giró hacía la puerta, donde la esperaba la secretaria de servicio.

 - Dime.

- El doctor Sullivan quiere que veas estos – le contestó la secretaría entregándole un papel -. Me ha dicho que lo incluya en el gráfico – añadió marchándose.

Paula leyó la información y enarcó las cejas.

 - Vaya, qué interesante.

 - ¿Qué es? – preguntó Pedro.

- Solemos consultar nuestra base de datos informática para ver si tenemos datos de los pacientes que llegan.

 - ¿Y qué dice sobre mí?

- Supongo que ya lo sabe – contestó Paula mirándolo a los ojos -. Hace un año y medio que estuvo usted aquí.

 - ¿Cuándo me rompí el tobillo?

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