lunes, 13 de febrero de 2017

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 11

—Todo está bien.

—¿No es un poco pequeña para ir al oftalmólogo?

Paula negó con la cabeza.

—Ha empezado a ir a la guardería este año. Yo llevo lentillas y de pequeña no veía la pizarra y, como era muy tímida, no me atrevía a decir nada, así que no quiero que le pase lo mismo a mi hija.

—¿Tu tímida? No me lo puedo creer.

—De pequeña, sí. En cualquier caso, me interesa adelantarme a los problemas que pueda tener mi hija.

—Veo que eres una madre muy dedicada.

—¿Y tú cómo sabes que mi hija es muy pequeña para ir al oftalmólogo?

—Sé algo de niños.

Aquello era todo lo que Pedro pretendía hablar del tema porque, si decía algo más, se abrirían unas heridas que ni la mejor enfermera del mundo podría curar. Se había dado cuenta, por cómo se lo había contado Paula, de que su hija debía de tener algún problema de salud, pero, en cualquier caso, no podía ni imaginarse cuanto la envidiaba.

—Voy a ver si tienes fiebre —anunció ella sacándolo de sus  pensamientos—. Abre la boca —le indicó sentándose a su lado.

 Al hacerlo. Pedro percibió su aroma a flores, y se fijó en cómo iba vestida, con un uniforme rosa muy ancho que, increíblemente, lo excitó sobremanera. Mientras abría la boca y ella le metía el termómetro,  rezó para que aquel aparato no detectara el calor que se estaba apoderando de todo su cuerpo.

—A ver —dijo Paula al cabo de un minuto sacándole el termómetro de la boca—. Treinta y siete—anunció—. Perfecto.

—¿Me dan puntos por eso?

—Vamos con la tensión arterial y el pulso antes de ponemos a dar puntuaciones —contestó Paula colocándole la tira de plástico en el brazo y escuchando a través del estetoscopio—. Doce ocho.

 —He visto suficientes películas de médicos como para saber que eso también está perfecto —sonrió Pedro.

Lo cierto era que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para controlarse porque, inexplicablemente, sentía una imperiosa necesidad de tomar a aquella enfermera entre sus brazos. Debía de haberse vuelto loco. Cuando ella alargó el brazo para tomarle el pulso,  retiró la mano. No quería bajo ningún concepto que se diera cuenta de que el corazón te latía aceleradamente.

 —Si no me dejas que termine, te quito puntos — bromeó Paula.

¿Por qué ahora? ¿Por qué sentía algo? Había aprendido a controlarse para no sentir nada por nadie. ¿Qué estaba ocurriendo? Lo ultimo que necesitaba era enamorarse de otra enfermera. Tenía que deshacerse de ella y sabía exactamente cómo hacerlo. Se inclinó hacia delante, le tomó el rostro entre las manos y se quedó mirándola a los ojos. Paula lo miró sorprendida justo antes de que sus labios entraran en contacto. A Pedro le pareció que suspiraba, pero debía de haberse equivocado porque ella no tardó ni dos segundos en dar un respingo y poner-se en pie. Se apartó de él como si se hubiera quemado.

—¿Se puede saber qué demonios haces? —le gritó pasándose la mano par la boca.

—Me parece que está may claro.

—¿Por qué lo has hecho?

—Porque eres una mujer muy guapa y se me ha ido la cabeza.

—Mira, no sé a qué estás jugando, pero no pienso entrar en tu juego - le advirtió Paula.

—No ha sido para tanto.

—En eso estamos de acuerdo, pero ha estado completamente fuera de lugar.

—Nada personal.

— Ya sabía yo que te había calado bien. Te encanta saltarte las normas.

—No te pongas así. Sólo estaba intentando darte un poco de vida.

—¿Ah, sí? Eso no hace sino confirmar lo que pienso de tí.

—¿Eso de que soy la grasa saturada que corre por tus venas?

—Efectivamente. Te repito que no he venido aquí a jugar a nada sino a hacer mi trabajo. El golpe de la cabeza está controlado... si es que no te has vuelto loco —murmuró—. No tienes fiebre —añadió, guardando su equipo médico—. No hay infección, por lo menos en las heridas más recientes. Y si tienes infección en otros sitios, mala suerte, porque no puedo hacer nada.

—¿Qué haces?

—Me voy —contestó Paula—. Espero que tensas las heridas limpias porque hasta que no venga la próxima enfermera te vas a tener que aguantar.

 Y, dicho aquello, se giró sobre los talones y se fue.

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