lunes, 14 de septiembre de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 4: Capítulo 47

Pedro se puso de rodillas y alargó la mano hacia un preservativo. En cuanto terminó de ponérselo, comenzó a hundirse con mucho cuidado dentro de ella, llenándola y haciéndole estremecerse. A continuación, deslizó la mano entre ellos y la acarició lentamente.
Paula abrió la boca para decirle que no tenía por qué molestarse. Que ella ya había disfrutado más que suficiente. Además, estaba demasiado sensible.
Pero hubo algo en la delicadeza del roce de sus dedos que le resultó sorprendentemente erótico, y antes de que hubiera podido pronunciar aquellas palabras, se descubrió a sí misma expectante y dispuesta a recibir nuevos placeres.
Pedro continuó así durante varios minutos, ligeramente hundido en ella y acariciándola muy lentamente. Apenas se movía, pero había suficiente fricción entre sus cuerpos como para atrapar toda la atención de Paula. Adelante y atrás, hacia atrás y hacia delante. Y volvió querer más.
De modo que cuando Pedro se hundía en ella, intentaba arrastrarle hacia lo más profundo de sí. Veía dilatarse las pupilas de Pedro, veía cómo todo su cuerpo se tensaba mientras continuaba acariciándola.
Paula le sonrió.
—Esto está mucho mejor.
—Quiero que vuelvas a alcanzar el orgasmo. Si acabo demasiado pronto…
Pero Paula estaba ya a medio camino.
—Creo que podremos hacerlo a la vez —todavía estaba muy sensible después del primer orgasmo y, si Pedro continuaba presionando, no tardaría mucho en alcanzar un segundo—. Quiero sentirte dentro de verdad —le advirtió—. Deja de jugar.
Pedro se puso entonces de rodillas, la miró a los ojos y decidió obedecer. La llenó tan rápido y con tanta intensidad que hasta la última de las terminales nerviosas de Paula reaccionó a aquel contacto. La sensación de estar siendo penetrada por Pedro no podía ser más excitante. Le rodeó la cintura con las piernas, intentando acercarle a ella todo lo posible. Pedro bajó la cabeza y la besó.
La presión continuaba creciendo dentro de ella. Las embestidas eran cada vez más intensas y la acercaban peligrosamente al final. Paula intentaba contenerse, disfrutar de lo que estaba sintiendo durante el mayor tiempo posible. Notó entonces que Pedro se tensaba e interrumpía el beso.
—No puedo aguantar más —dijo entre dientes.
—Estupendo.
Empujó una vez más y Paula  gimió; y le bastó sentir que Pedro se estremecía para llegar al borde del orgasmo. Se abrazó a él mientras una nueva oleada de placer la envolvía. Jadeó y podría haber gritado incluso. Sinceramente, no le hubiera importado en absoluto. Aquel hombre se merecía un grito o dos como recompensa después de lo que había hecho.
Segundos, o quizá minutos después, Pedro se tumbó a su lado en la cama. Le acarició la cara, le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y la besó. Después, se echó a reír.
—¿Qué pasa? —le preguntó Paula.
—Se me ha olvidado que tenías que atarme. ¿No te acuerdas? Se suponía que eso tenía que hacerte sentirte más segura y a salvo.
Ah, sí. Paula recordó entonces lo preocupada que estaba porque no se atrevía a confiar en otro hombre.
—Supongo que podemos dejarlo pasar.
El humor brillaba en la mirada de Pedro.
—Pero yo estaba deseando probar algo nuevo.
—Lo dejaremos para la próxima vez —le prometió, preguntándose si Pedro estaría realmente tan asombrado como parecía y tan ilusionado como ella ante la posibilidad de que pudieran volver a disfrutar de una velada como aquélla.
Paula imaginaba que había vuelto a recuperar la respiración cerca de la una de la mañana. Habían dejado el fuego encendido, dando a la habitación un agradable resplandor anaranjado. Continuaba en la cama, acurrucada contra él y apoyando la cabeza en su pecho.
—¿Estás bien? —le preguntó Pedro mientras le acariciaba la espalda—. Estás muy callada.
—Estoy deleitándome en mi satisfacción.
—Eso es bueno.
—Más que bueno —contestó Paula, recordando cómo la había hecho temblar, estremecerse y gritar.
—Para mí también,
Así que podía añadir la química a la lista, pensó Paula. Aunque quizá debería apuntar las complicaciones que podían derivarse de esa química en el lado negativo.
—Si alguien se entera… —comenzó a decir.
Pedro se echó a reír.
—Dímelo a mí. Desde luego, sería una información muy interesante.
—Pero a mí no van a sacarme nada.
Pedro la miró. Se inclinó después hacia ella y le dio un beso en la punta de la nariz.
—No hace falta que me digas eso, Paula. Confío en tí.
Paula  sintió una nueva oleada de calor en su interior, pero en aquella ocasión no tuvo nada que ver con la tensión sexual: estaba directamente relacionada con lo que sentía hacia ese hombre. Porque, teniendo en cuenta cuál había sido su pasado, sabía que no confiaba fácilmente en nadie.
—Me alegro. A lo mejor podríamos…
El sonido inconfundible de un teléfono la interrumpió. Paula alzó la cabeza.
—Es mi móvil.
Era tarde. Una llamada a aquellas horas no podía significar nada bueno.
Paula  saltó desnuda de la cama, agarró lo que le pareció una camisa de Pedro y fue corriendo al salón a buscar su bolso.
—¿Diga? —contestó en cuanto sacó el teléfono del bolso—. ¿Qué pasa?
—Paula, soy Cristina.
Paula se quedó helada. Cristina era la enfermera que se quedaba con Gloria por las noches.
—¿Qué ha pasado?
—Tu abuela se ha desmayado. He llamado a urgencias y han llegado ya los paramédicos. Se la están llevando al hospital. Respira perfectamente y las constantes vitales están bien. No creo que sea otro ataque al corazón, pero no estoy segura.
Paula sintió que la habitación comenzaba a girar.
Casi inmediatamente, apareció Pedro a su lado, urgiéndola a sentarse en el sofá.
—Muy bien —contestó Paula, intentando no dejarse llevar por el pánico.
¿Y si Cristina estaba equivocada? ¿Y si Gloria había sufrido otro ataque al corazón? Paula no podría soportar perderla, y menos en un momento como aquél, cuando acababan de reencontrarse después de tantos años de distanciamiento.
—Ahora mismo voy para el hospital —dijo Paula—. Gracias por la llamada.
—De nada. Llamaré a tus hermanos desde la ambulancia.
Paula colgó el teléfono.
—Mi abuela se ha desmayado —le explicó—. En este momento la están llevando al hospital. Tengo que ir a verla.

5 comentarios:

  1. Justo ahora que estaba lo mejor se viene a descomponer Gloria. Espectaculares todos los caps Naty.

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  2. Aiii me encanto los caps!!! (justo ahora se tenia q poner mal gloria? 😒) espero los próximos caps muy ansiosa, bsoos @GraciasxTodoPYP

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  3. Muy buenos capítulos! me puse al día!!! Que gran paso dieron, me encanta que sean tan sinceros en expresar lo que sienten! Eso es genial! Muy linda esta parte de la novela!

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  4. Muy buenos... que inoportuna esta gloria. Y si a pedro se le ocurre acompañarla como van a explicar el hecho de estar juntos?? Mmmm...
    @jesica_tkd

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  5. uno mas bueno que el otro quiero leer los proximos besos .. ojala la acompañe al hospital

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