lunes, 7 de noviembre de 2022

Yo Estaba Aquí: Capítulo 13

Pedro se quedó mirándola y ladeó la cabeza como si eso pudiera ayudarle a despejarse la vista, o al menos permitirle identificar mejor a la princesa deslumbrante que había entrado en la habitación. Dió un paso hacia delante y la miró fijamente.


 –Vaya –repitió–. Estás muy guapa.

 

–¿Verdad que sí? –dijo Alejandra con orgullo.

 

Paula experimentó una sensación agradable que recorrió su cuerpo, pero se dijo a sí misma que Pedro solo estaba siendo amable. Al fin y al cabo, eran amigos y se conocían desde que eran pequeños.

 

–¿Qué estás haciendo aquí? –le preguntó ella. Miró a su alrededor con la esperanza de ver a Nadia en alguna parte, pero no parecía haber nadie más allí.

 

¿Qué estaba sucediendo?


 –Bueno, esta tarde le he comentado al hermano de Nadia que pensaba pasarme a ver si Joaquín toca la mitad de bien de lo que dice, y supongo que Nadia me ha oído, porque me ha pedido un favor y me ha dicho que sus amigas y ella iban también a Murphy’s esta noche. Su problema era que no tenía espacio suficiente para todas en su coche. Ha pensado que, como tú y yo somos amigos, tal vez no me importaría pasar a recogerte –se encogió de hombros como si no tuviera importancia–. Y le he dicho que no hay problema. ¿Por qué no me habías dicho que ibas a salir esta noche? Sabes que yo te habría llevado.

 

–Bueno, ha sido algo improvisado en el último momento –respondió ella sin mirarle a los ojos.

 

–A mí ese vestido no me parece algo del último momento –dijo Pedro con una sonrisa perversa.


 En todo el tiempo que hacía que conocía a Paula, nunca la había visto tan bien, tan… Tan sexy. ¿Se daría cuenta ella? Tenía la sensación de que, siendo como era, no sería consciente. Él tenía varias cosas planeadas para esa noche, pero parecía que tendría que añadir a la lista hacer de carabina. Siendo su amiga, no quería que los tíos intentaran ligar con ella si eso hacía que se sintiera incómoda. Al ver que Paula se había quedado sin palabras ante el comentario de Pedro, Alejandra acudió al rescate de su hija.

 

–El vestido es un regalo de cumpleaños que le hice el año pasado. Ya sabes cómo es Paula. Lo reserva todo hasta el último momento. Incluso deja las etiquetas puestas hasta que se pone la prenda por primera vez –explicó al ver una etiqueta delatora que colgaba de la parte trasera del vestido. Acercó la silla de ruedas hasta colocarse detrás de su hija y le arrancó la etiqueta de un tirón–. Sabía que te quedaría bien –le dijo a Paula.


 –¿Bien? –repitió Pedro con incredulidad–. Muñeca, estás preciosa con ese vestido.

 

–También está preciosa sin él –le dijo Alejandra.

 

–¡Mamá! –exclamó Paula avergonzada.


 –No. Tiene razón –intervino Pedro–. Eres una chica preciosa, sobre todo por dentro, muñeca. Siempre te lo he dicho –tenía la sensación de que estaba haciéndose tarde–. Bueno, ¿Estás preparada? –le preguntó mirando el reloj. Había pensado estar allí ya para echar un vistazo a las mujeres que se habrían juntado para ver al grupo–. El primer pase es a las ocho y quiero estar allí antes para echar un vistazo a la multitud y esas cosas buenas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario