miércoles, 9 de noviembre de 2022

Yo Estaba Aquí: Capítulo 16

  –Supongo que se habrá corrido la voz sobre Joaquín y su banda – especuló.

 

Pedro se rió.

 

–Más le vale que sea bueno. Si no, va a hacer el ridículo frente a un local repleto.

 

–No creo que se rían de él –respondió ella. O al menos eso esperaba, por el bien del orgullo de Joaquín.

 

En Forever todos se conocían. Eso significaba que todos se apoyaban. Aunque a veces surgían celos entre los habitantes de Forever y la gente que vivía en los ranchos de alrededor, en general todo el mundo deseaba el bienm para los demás. Pedro detuvo la camioneta frente al bar. Entonces, al ver que no había hueco para aparcar, dió la vuelta y se dirigió hacia un estacionamiento más grande situado en la parte de atrás. Normalmente había sitio de sobra allí. Sin embargo, tuvo que dar dos vueltas hasta encontrar un hueco en el que estacionar la furgoneta. La estacionó entre dos 4x4 de un color muy parecido; gris militar.

 

–Espero que esto signifique que está vendiéndole cerveza a toda esta gente –comentó mirando a su alrededor.

 

Aquel comentario llamó la atención de Paula.

 

–¿Por qué? ¿Bruno tiene problemas económicos? 


 –Federico le oyó decir algo sobre la letra de la hipoteca del mes que viene –respondió Pedro.

 

Sus hermanos y él sabían lo que era estar entre la espada y la pared y tener al banco pisándoles los talones. Habían estado a punto de perder el rancho tras la muerte de su madre. Mantenerse unidos como familia había sido lo único que les había salvado del cierre. Aunque él fuese el más joven, la experiencia le había vuelto hipersensible con los problemas de la gente que necesitaba dinero para pagar sus deudas.


 –Creo que esa es la razón por la que Bruno ha accedido a que Joaquín y sus amigos toquen esta noche. Tener el local lleno nunca viene mal –explicó mientras se guardaba en el bolsillo las llaves de la camioneta.

 

Paula contempló los coches aparcados. Parecía que todo el pueblo estaba allí, por no decir que parecía haber algunos vehículos procedentes de los pueblos cercanos.


 –Bueno, sea cual sea la razón, creo que se va a tirar la noche entera haciendo caja –predijo ella.


 Oían el ruido procedente del bar incluso dentro de la camioneta. Imaginó que resultaría casi ensordecedor cuando estuvieran dentro.


 –Quizá deberíamos haber traído tapones –le dijo a Pedro casi gritando.


 Él sonrió. Fue el tipo de sonrisa que indicaba que sabía que había dicho algo, pero no tenía ni idea de lo que era. No le importaba que la hubiese oído o no; lo importante era estar tan cerca de él. No le había visto en los últimos dos días y había dado por hecho que tendría mucho trabajo en el rancho. O eso o tenía un nuevo amor en su vida. Eso ocurría con cierta regularidad. 

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